Ubicado al final de la Rua Bela Vista. Llegar caminando hasta ahí es muy cansador, ya que son aproximadamente dos cuadras en subida, pero no es grave, claro.
Es un predio grande, pero tampoco tanto, se recorre todo sin agotarse.
Si bien es un lugar para los más chicos, los grandes disfrutamos del paisaje, la tranquilidad, etc., es un lugar para estar varias horas recorriéndolo muy despacio, observando cada detalle, sacando fotos y durante todo el trayecto parar cada tanto a descansar, tomar sol o comer algo.
Hay un monorail, un trencito y un trineo volador, que recorren desde distintas perspectivas diferentes partes del parque. Cada uno sale alrededor de 15 reales y la duración es de aproximadamente 5 minutos cada uno.
Tiene la fábrica de juguetes, una mini ciudad con muñecos de nieve y nieve artificial que cae permanentemente, un carrusel, la casa de los osos (con osos de peluche gigantes), etc.
La Fábrica de brinquedos (juguetes) tiene un mini café con algunas muy pocas cosas a la venta (llaveros, pochoclos, galletitas, etc.) y alguna que otra mesita. Al mirador se accede ingresando a esta símil fábrica.
En algunos sectores de todo el predio hay unas máquinas que expenden, por 7 reales, un souvenir tipo moneda con diferentes imágenes; creo que uno no puede elegir la que desea, sino que es al azar.
Recorrerlo a fondo tranquilo tomará una hora y media o menos, aunque recomiendo quedarse a disfrutarlo a fondo haciendo lo que dije antes.
Hay 3 ciervos, de los cuales solo uno puede verse porque los otros parece que están en otro sector. Al menos eso me dijeron y yo solo vi uno, acostadito.
Lo más interesante: el árbol de los deseos donde podemos poner nuestros deseos en una maderita y colgarla de un árbol, las decenas de cuchetas donde se alojan los Papás Noel que van de diferentes ciudades en la época de Navidad y que participan de diversos eventos dentro de la aldea, el mirante con vista al Vale do quilombo y la casa de papá Noel, que realmente es muy grande (aunque no lo parece) y tiene hasta el más mínimo detalle, súper repleta de cosas, dan ganas de vivir ahí, es súper acogedora, hermosa, cálida.
El recorrido finaliza en una pequeña tienda con diversos artículos a la venta, como galletas, repasadores, diversos objetos decorativos, tazas, remeras, etc.
Está abierto todo el año, no solo en la época navideña
La entrada me costó 84 reales.
Le faltaría tener un lugar donde sentarse a tomar un café con ricas tortas.
Cada vez que voy a Gramado me gusta visitarlo, ya que tiene un cierto encanto, además de que siempre se ven cosas nuevas y se disfruta de diferentes maneras cada vez.