El viaje era con unas amigas y valorábamos por encima de todo dos cosas: la conexión del hotel y el desayuno. En ambas cosas hemos quedado satisfechas. Por un lado, el hotel tiene a menos de diez minutos a pie dos estaciones de metro (una de la línea C y otra de la línea A; en la C solo te subes para cambiar una parada, por lo que siempre íbamos a la otra) y tiene en frente una parada de autobús que te lleva directamente desde la zona de Coliseo. Sobre el desayuno. era el típico desayuno de hotel: café y zumo de naranja de máquina (el café genial, pero el zumo de máquina de los hoteles ya se sabe cómo es), bollería varia (croissants, tarta y pan), algo de fruta, yogur, además de los típicos complementos para tostada (queso, jamón york, mantequilla, etc.). Los croissants cada día eran de una cosa: normales, con chocolate, con mermelada o con crema. Por cosas de nuestra reserva (nuestro vuelo, no fue culpa del hotel), tuvimos la oportunidad de probar tres habitaciones diferentes. Éramos cuatro amigas, así que las primeras noches dormimos en dos cuartos dobles y la última noche en una de cuatro. Respecto a las habitaciones dobles, en la que yo dormí estaba muy bien equipada: el aire acondicionado funcionaba, los colchones (pese a ser de muelles) eran muy cómodos, aunque las almohadas demasiado finas (de todos modos, en el armario había más mantas y almohadas, aunque no nos hizo falta utilizarlas). Nuestra habitación tenía un pequeño balcón con una mesa y dos sillas que fueron muy útiles para usar como tendedero improvisado cuando fue necesario. La habitación en la que durmieron nuestras compañeras de viaje era mucho más pequeña y solo tenía una ventana, pero el equipamiento era similar al de nuestra habitación. En lo referente a la habitación de cuatro, nos movieron a otra planta, lo que implicó un mayor tamaño del pasillo y del techo de la habitación. El equipamiento de esta habitación era mejor en los colchones, pero el aire acondicionado era viejo y era difícil de entender, además, hacía un pequeño ruido mientras estaba encendido el frío. Respecto al servicio, estamos muy contentas en general. En recepción nos atendieron tres personas diferentes: una mujer joven, un hombre con pelo cano y un hombre sin pelo y con gafas. Solo el último de ellos hablaba algo de español, pero con todos pudimos entendernos en inglés perfectamente. Se mostraron muy amigables y nos atendieron muy atentamente. En los últimos días, descubrimos que había más personal que hablaba español, tanto en el desayuno como entre los empleados de limpieza. El servicio personal fue muy atento. Respecto a reparaciones, un día cuando volvimos al hotel, no podía apagarse la luz del baño (suponemos que al encenderlo el personal de limpieza se quedaría cogido el interruptor por dentro); al día siguiente se lo dijimos a recepción y al volver por la tarde, ya estaba arreglado. En los últimos dos días de nuestra estancia se estropeó el ascensor, pero se arregló en menos de un día. Después volvió a fallar, pero volvieron a arreglarlo muy rápidamente. Hablando con honestidad, las instalaciones podrían ser mejores, pero la conexión del hotel y el trato personal nos hicieron sentir que acertamos al escoger este hotel. Es barato, pero consigues lo que has pagado.…
Fecha de la estadía: julio de 2022Calidad/precio
Limpieza
Servicio
Consejo sobre las habitaciones: Las habitaciones de los pisos superiores son más pequeñas y las del piso dos son mucho más...
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