Acabamos de llegar del Anantara Kilavah, donde hemos pasado 10 días de maravillosas vacaciones. Ya habíamos estado en Maldivas 7 veces y esta era nuestra octava experiencia. Todo en este viaje ha resultado perfecto. Hemos estado en una villa sobre el mar, orientada a poniente. La villa es amplia, con acceso a un mar tranquilo. Es un espacio relajante, bien amueblado, cama cómoda y un servicio de limpieza dos veces por día, prestado inteligentemente porque no hemos coincidido en ninguna de sus intervenciones. Siempre, al volver, todo estaba limpio y preparado. De hecho, en la villa tienes todo lo que puedas desear. Sol, mar, relax, descanso, e incluso peces,.... La laguna tiene vida propia animada. Ves pasar los peces, y no precisamente pequeños, por debajo de tu villa y seguirlos desde la ducha al aire libre o desde las tumbonas en la terraza. El hotel tiene varios restaurantes, entre los que destaca el Sea. Un restaurante submarino, anclado a la altura del arrecife que rodea la laguna, donde puedes apreciar por sus paredes de cristal la abundante vida del arrecife del Anantara. Para mi el mejor y más vivo y habitado de cuantos conozco en Maldivas. El resto son restaurantes más habituales en este tipo de resorts, el italiano, el de desayuno y comidas temáticas, el spicy para comidas de la zona, ... La bodega es bastante impresionante para estar en mitad del índico. Cara pero muy completa y buena. Puedes tomar buenos vinos de casi todo el mundo y de casi todas las regiones vitivinícolas. La isla tiene un tamaño pequeño, pero aunque el resort estaba completo, todo se disemina y las playas permanecen vacías, típicas de Maldivas. Te saludas durante los desplazamientos en Bicicleta. Un capitulo aparte merece el servicio. Nosotros fuimos atendidos personalmente por Ismail, para todo cuanto pudieramos necesitar durante nuestra estancia. Y puedo asegurar que respondió a todo con rapidez y máxima efectividad. Pudo resolver, tanto un ruido en la villa, como una reserva en el restaurante, o en el Spa o un cambio de reserva para un snorkel con mantas raya, etc... Si queriamos desplazarnos en buggi y no en bicicleta, nunca tardó más de 5 minutos, tampoco tardó el hielo para la habitación, o la realización de PCR para el viaje de retorno. Ismail hizo que nuestra estancia fuera más tranquila y agradable si cabe. Fue, sencillamente, perfecto. Este es un resort claramente recomendable. La vida del arrecife, por si solo, al que se accede fácilmente desde la playa merecen ya una atención especial. Pero es que el resto, mejoran la experiencia. Un acierto. Gracias a todos…
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