Pese que está ubicado en un pueblo muy pequeño - Aunque famoso por el legendario "Hotel California"- este alegre restaurante es en definitiva tu mejor opción para sentarte a descansar del abrumador calor de la zona.
El servicio de este folclórico lugar es difícilmente comparable con el de otros lugares. Desde que llegas te hacen sentir muy cómodo con el servicio amigable y jovial por parte de los meseros quienes no dudan en hacerte la plática y no dejan de preocuparse por que algo e haga falta.
La comida es de otro nivel. Al menos las recomendaciones del día superaron mis expectativas. No dejen de pedir los chiles rellenos de camarones con 4 quesos.
Las legendarias margaritas del lugar es algo que tampoco se deben de perder. Eso sí, con el calor mas el considerable tamaño de las mismas son una peligrosa combinación.
Fue una muy grata experiencia culinaria local.
Valió la pena conducir más de una hora por probar esos platillos
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