Creo que nunca olvidaré nuestra estancia en el Villa Schuler. Tiene una terraza maravillosa donde puedes desayunar viendo el mar y el Etna al fondo con su constante rugir y sus fumarolas, es un privilegio que no tienes en otros hoteles más lujosos y caros de la ciudad.
La gente que trabaja en el hotel es encantadora y procuran que tu estancia sea de lo más placentera. Hay un servicio de mini-furgonestas que por un precio módico te recogen en el hotel, te llevan a la playa e incluyen en el precio el alquiler de una tumbona y las duchas. Hay salidas en ambos sentidos cada hora más o menos y hasta ultima hora de la tarde.
En el lado opuesto al mar el Villa Schuler tiene un jardín increíble, parce que estás en un palacio o casa solariega, hay esculturas, la vegetación es exuberante y sobre todo super-tranquilo.
Me gustó muchísimo este hotel.Más
- Wi-Fi gratis
- Piscina