Estuvimos alojados dos noches, y me habría quedado una semana. Ubicado a unos pocos kilómetros de Lucca, en la Toscana, llegar al hotel requiere de un GPS. Ya la entrada al hotel es fantástica: árboles, flores (en mayo, al menos), olivares y esas pendientes típicas de la zona. Una vez allí, nos recibió Giovanna, la amabilísima y muy educada dueña, que nos llevo a nuestro departamento de una habitación, un gran living comedor, cocina y un muy buen baño. Decorado como muy buen gusto, tenía una terraza propia sobre los viñedos ideal para tomar una copa de vino al final del día. El departamento estaba en un edificio separado de la casa principal (del siglo 17, creo), lo que le da mucha independencia tanto a los dueños de la casa como a uno como huésped, por lo que nosotros nos íbamos a Lucca a cenar o visitar lugares, ya que nos dieron tanto llaves de la casa como de la entrada a la finca.
Una capítulo aparte para el desayuno, que se sirve en la espectacular casa principal. Es muy completo, rico, fresco y servido en una terraza con vista a Lucca y los viñedos de la Toscana, lo que lo convierte en una experiencia en si misma. Si pueden, por favor alojense unos días en la Fabbrica, les va a encantar.Más
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