Contratamos el pack "Sappori di vini" que incluye 2 noches de hotel, entrada al spa y una cata de vinos, entre otros servicios.
El hotel es un oasis de tranquilidad, el jardín y terraza son una maravilla, las vistas nocturnas a la torre, espectaculares.
El spa esta muy bien, no suele haber mucha gente y no establecen límite de tiempo para realizar el circuito. El servicio de masajes y tratamientos es aceptable, nada extraordinario.
El desayuno tipo buffet es sencillo, no ofrecen mucha variedad, pero es de buena calidad. El restaurante está muy bien, pero hay que tener en cuenta que es cocina un poco creativa, no es precisamente tradicional y el precio es acorde a la categoría del hotel. Los maitre, en especial Daniel, son muy atentos y dedicados. Le preguntamos por algunas bodegas y personalmente se ocupó de ponernos en contacto, estamos muy agradecidos.
En el hotel te recomiendan otros restaurantes de la ciudad, como "La pallotta", de muy buena calidad y más tradicional.
La habitación es acogedora, algo pequeña, pero con todos los servicios. Se oía bastante el trasiego de las habitaciones de la planta superior, me resultó algo molesto.
El principal inconveniente es que está situado casi en la zona más alta de la ciudad, así que hay que subir cuestas cada vez que quieres volver al hotel. A nosotros no nos importó, pero hay que tenerlo en cuenta si se tienen problemas de movilidad o simplemente no te apetece subir pendiente.
El servicio del hotel, excelente. Buen trato, cordial y amable. Hablan español e inglés, pero no todas las recepcionistas.