Hemos estado 6 días en este maraviloso hotel (su nombre significa paraíso) y desde que se llega, ofreciéndote una bebida de bienvenida hasta el final, es una sensación de felicidad total entre el cielo azul y las aguas turquesas. Todo es perfecto empezando por las habitaciones muy bien concebidas, con mucho espacio, un baño soberbio con vistas al mar, la propia piscina, la propia playa, privacidad total. Si uno quiere encontrar gente puede, sino no.
Durante toda la estancia uno puede olvidarse de zapatos y bolsos, perfecto !
En el centro acuático con toda clase de actividades hay un profesor excepcional, AGEEL, que te enseña a hacer snorkeling, te explica los diferentes peces y corales bajo el agua, vale la pena. Además nos propuso una excursión inolvidable : alquilar un speed boat e ir a una pequeña isla de arena blanca completamente desierta para hacer snorkeling, o una comida. Allí se pueden hacer unas fotos excepcionales. Después continuamos hacía otro lugar teniendo la suerte de ver un grupo de delfines saltando cerca del barco. Maravilloso. Hacer snorkeling viendo abajo algún que otro tiburón (aseguran no son peligrosos) es algo impresionante.
Por las noches en alguno de los 5 restaurantes siempre organizan algo especial y se puede cenar contemplando el cielo super estrellado, viendo algún pequeño tiburón debajo de nuestros pies !! Uno de los restaurantes es una cava de vino bajo tierra, siempre a 19º donde una vez por semana hacen una cena especial pudiendo degustar vinos de todo el mundo (claro está esto tiene su precio).
El personal es atento, eficiente y siempre con una sonrisa.
Una experiencia maravillosa que volveríamos a repetir.