Estuvimos unos días en este hotel y fue una experiencia única. Desde Guanacaste a La Fortuna, la carretera muy padre, interesante, pero al llegar a La Fortuna, al parecer nublado y lluvioso, pero realmente no sabes que esperar, si se nubla, si llueve, y luego sale el sol y desaparecen las nubes y el Volcán Arenal aparece con todo su esplendor y un calor rico, bueno, hasta la lluvia está tibia! El hotel muy cerca del Volcán es impresionante, y sus jardines, la vegetación hermosa, flores y plantas únicas. El servicio de Victor al recibirnos y luego presentarnos los paseos que se pueden hacer, fué excelente, muy amable. Y Jorge, el botones, que con todo gusto nos hizo favor de llevarnos a la habitación con muy buena actitud de servicio. La habitación excelente, muy espaciosa, solo que sería bueno que la dejaran abierta para que circule el aire más a menudo. El jacuzzi riquísimo y las termas con una estructura impresionante. Los desayunos excelentes, y la atención de los meseros muy amable. La comida de muy buen nivel, en especial hay que probar el pan hecho ahi mismo. Una experiencia única los paseos por el hotel y el SPA con muy buenos tratamientos. Altamente recomendable