Conozco la cafetería desde hace muchos años. Cuando llego a Colonia Sant Jordi lo primero que hago es dirigirme hacia ella y pedir un excelente café con una ensaimada y sentarme en la terraza para, simplemente, mirar hacia el puerto... pueden pasar las horas así.
El servicio es el mejor que he recibido nunca, siempre lo pongo como ejemplo, jamás anotan en libreta la comanda -ya puedes ser una persona o seis- y jamás se han olvidado o equivocado en nada de lo pedido. Además de este curioso detalle hay que mencionar que son rápido, amables y eficaces... profesionales de los que cuesta encontrar.
La calidad es muy buena: excelentes zumos de naranja o manzana, buen café -parece una obviedad, pero no es fácil encontrar un buen café-, excelentes bocadillos frios o calientes.
Pero sobretodo, el placer de sentarse y ver el tiempo pasar, imagino como debía sentirse Santiago Rusiñol a principio del siglo pasado en su amada Mallorca.