Ir a Moab y subir el valle del Colorado River fue una decisión casual (nunca me arrepentí), pero no no lo fue elegir el Castle Valley Inn. Jim y Mary eran unos buenos anfitriones (lo descubrí sobre todo durante el desayuno), me hablaron de los pajaritos que volaban por la casa y las monumentales rocas del horizonte. Jim también me aconsejó el bonito restaurante a orillas del Colorado River, donde uno puede esperar que caiga el sol sobre las rocas para ver algo impresionante. En resumen, ¡una buena estancia incluso para un afectado viajero de la Europa anticuada!
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