Bellísimo lugar. Sin aliento, sin palabras. Y hay muchas cataratas, cascadas, cursos de agua sobre lechos rocosos, cuevas y grutas. Sólo vimos unas pocas, pero valdría la pena explorar más esta región. Experiencia de naturaleza intensa muy cerca de la ciudad y de las rutas de autos. Fácil para quien quiere conocer algo de la selva amazónica sin experimentar los riesgos y la fatiga del turismo de aventura. Sobre un lecho de rocas caen con fuerza las aguas desde lo alto. Puede descansar tranquilamente en las piedras donde hay pequeñas piscinas de poca hondura, o intentar nadar en la parte profunda. También acercarse a la catarata. Puede ser riesgoso entrar en las aguas sobre piedras resbalosas para quien tenga problemas de movilidad o de equililbrio; deben tenerse precauciones básicas pues por la fuerza de las corrientes o el tamaño gigantesco de algunas caídas de agua, cualquier imprudencia puede ser fatal. En inicio de lluvias fue una hermosa visión de aguas caudalosas y raudales. Las aguas son de coloraciones rojiza-transparente por efecto de la vegetación que arrastran y producen espuma blanca. La región está alrededor del lago Balbina y tiene una triste historia de desplazamiento de pobladores originales Waimiri Atroari y mal manejo de la construcción de la represa hace unos 30 años. El turismo consciente puede apoyar la protección de los hermosos ríos, quebradas y cascadas de una región privilegiada. En esta temporada había un razonable número de viajeros y la zona se veía limpia y cuidada.

Espectacular sitio para disfrutar de la naturaleza, el agua a temperatura ideal, pocos visitantes permiten disfrutar en familia con amigos o pareja