La finca era más pequeña de lo esperado, pero no le faltaba de nada. Mientras esperábamos la noche, practicamos tiro con arco, billar (pero tiene los hoyos muy estrechos) y dimos de comer a los diversos animales que tienen: cabra, conejos, gallinas, patos, gatos y pavos. Luego cenamos muy bien aunque no variado, echando de menos que la carne no se hubiera hecho a las brasas, que habría estado mucho más rica.
Finalmente, disfrutamos la charla astronómica y las vistas por los telescopios de espejo y luego el digital, a través de un teléfono móvil y luego en una pantalla grande donde vimos más sobre la historia y ubicación de los telescopios.
Muy amables los anfitriones, recomendamos que vayan a visitar el lugar, pero mejor que la carne sea a las brasas. No nos quedamos a pasar la noche porque residimos cerca.