Excelente "petit hotel". De lo mejor que tiene Montevideo como patrimonio inmobiliario y mobiliario. Ha sido un acierto que se permitiera la entrada desde Plaza Zabla, puesto que antes los turistas (y algunos locales) no sabían por dónde era la entrada y en ocasiones seguían de largo. De todas maneras, sugiero mayor presencia de los encargados, ya que he visto ingresar al patio a personas que no estaban en condiciones de hacerlo. Se lamenta asimismo que ni siquiera sus paredes se encuentren libres de "graffitis".