Recorriendo el barrio de Monserrat, llegué a la esquina de las calles Defensa y Adolfo Alsina donde me topé con la mítica Farmacia La Estrella, a la que sin intención de comprar ingresé especialmente para conocerla, y aseguro que la visita no tiene desperdicio. Es la primera farmacia del país y si bien su historia data desde 1834, lo cierto es que dicha botica funciona en este edificio sito frente a la Basílica de San Francisco, desde el año 1885. Además de local comercial, se trata de un museo por su gran valor artístico y patrimonial ya que aún conserva gran parte de sus detalles originales: cristales de Murano, mármoles de Carrara, pisos de mayólica de Venecia, decoración y mobiliario en madera con estanterías de nogal llenas de frascos y botellas de época, antiguo reloj, caja registradora y balanza de antaño en funcionamiento, pero lo más llamativo son las pinturas que ornamentan el espacio. En el cielorraso hay frescos del artista Carlos Barberis, que ilustran alegóricamente el triunfo de las medicinas frente a la enfermedad, y sobre los muros se pueden observar dos pinturas sobre lienzo que representan la química y la botica. Por todo ésto la Farmacia de la Estrella es un símbolo porteño declarado Patrimonio Cultural de la Comuna formando parte del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.