Capo La Gala Hotel & Wellness
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Información
La búsqueda del hotel romántico ideal en Vico Equense no tiene por qué ser difícil. Bienvenido a Capo La Gala Hotel & Spa, una fantástica opción para viajeros como tú.
Para que te sientas como en casa, las habitaciones en el hotel incluyen televisor de pantalla plana, y mantenerte conectado es fácil, ya que hay wifi gratuito disponible.
Los huéspedes tienen acceso a terraza en la azotea, conserje y servicio de habitaciones durante su estancia en Capo La Gala Hotel & Spa. Además, Capo La Gala Hotel & Spa ofrece piscina y desayuno, lo que hará tu viaje a Vico Equense incluso más gratificante. Y otra ventaja es que hay parking gratis disponible para los huéspedes.
Durante su estancia en Capo La Gala Hotel & Spa, los huéspedes pueden visitar Chiesa di San Marco Evangelista (2,3 km), una popular atracción de Vico Equense.
Si te gustan los restaurantes barbacoa, Capo La Gala Hotel & Spa se encuentra cerca de Ristorante Buenos Aires, La Cantina del Fattore y La Tradizione.
Si tienes tiempo, Monte Faito e Panorama, Castello Giusso y Chiesa della Santissima Annunziata son atracciones conocidas a las que puedes llegar andando.
Capo La Gala Hotel & Spa te acerca lo mejor de Vico Equense, haciendo que tu estancia sea agradable y relajante.
Ubicación
Opiniones
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- Español
Está muy bien decorado, bellas vistas, amplias habitaciones, rica piscina, un muy buen desayuno y buenas cartas en sus restaurantes. El dueño y su familia son gente muy amable que te hacen sentir en casa!..logras el descanso que buscas!
En primer lugar, os recomiendo nuestra habitación, la 209. Dispone de jacuzzi privado y además está en esquina, por lo que es una habitación mucho más tranquila que el resto. Dispone asimismo de una amplia terraza privada. Tanto desde el jacuzzi como desde la terraza se disfrutan de unas vistas privilegiadas sobre el mar.
Las habitaciones de este hotel "caen", literalmente, sobre el mar. De hecho puedes bajar por unas escaleras directamente al mar, desde el propio hotel. No hay arena, pasas directamente de las escaleras al agua (con rocas debajo). Es muy agradable, es como bañarse directamente mar adentro. El hotel también dispone lógicamente de zona común de tumbonas, y piscina de agua salada.
Todo el personal del hotel fue muy amable. Tanto el personal de recepción, que nos recibió muy bien en una sala con bebidas frías y se ocupó del coche, como el resto: personal encargado de las habitaciones, desayuno, servicio de habitaciones, etc.
Servicio de habitaciones rápido y eficiente. Todo el personal estuvo a la altura. Recomiendo los spaghetti alle vongole y tienen un Sirch sauvignon blanc excelente!
El hotel dispone de un gimnasio con vistas preciosas al mar. Es una delicia hacer deporte así. No es enorme, pero tiene todo lo necesario: maquinas para correr, bicicleta, remo, step, pesas, máquina multimuscular, etc. Casi siempre estaba vacío, ideal para ir en pareja y estar a tu aire.
Desde el hotel organizan viajes en barco a Capri y a la costa amalfitana. Nosotros alquilamos la opción de Capri.
Fue maravilloso sentir el aire en la cara a medida que el barco abandonaba el puerto y se adentraba en el océano.
El capitán nos llevo a Capri en barco para visitar la isla por nuestra cuenta. Y después nos recogió con el barco y nos llevó a conocer lo mejor de la costa de Capri: la gruta azul, la gruta verde, la gruta blanca y las conocidas rocas Faraglioni. Pasamos con el barco por debajo del arco. Me pude bañar en pleno mar Tirreno, no muy lejos de dichas rocas míticas. Una sensación maravillosa que nunca olvidaré.
El hotel también organiza visitas guiadas privadas a Pompeya. Fue todo un lujo y un privilegio poder visitar este enclave excepcional solo, con mi pareja y la guía, y sin colas de ningún tipo.
El desayuno podría ser mejor, en el sentido de más abundante. Pero no por ello desmerece. No es enorme, pero sí de calidad excelente: la bollería es casera, local y de muy buena calidad. El salmón y el tomate deliciosos. Muy buena mozzarella artesana. Yo tal vez hubiera añadido fruta más variada. Pero en cualquier caso en mi opinión y dentro de lo que a mí me gusta desayunar, estuvo perfecto. Y con unas estupendas vistas sobre la bahía, casi a pie de mar.
La zona de aparcamiento es muy reducida. Pero nada más llegar les das las llaves y te olvidas del coche. ¡Qué descanso!
Desde el hotel te llevan si así lo deseas a sitios cercanos. Y en cualquier caso puedes ir andando al núcleo urbano del pueblo (Vico Equense), unos 15-20 minutos caminando. Pero cuidado con la carretera, es muy estrecha y en algunos puntos, peligrosa para caminar.
Nunca olvidaré aquella puesta de sol desde la terraza de nuestra habitación.
Nuestro agradecimiento al capitán que nos llevó en barco, Ernesto, por su amabilidad y profesionalidad. Muchas gracias asimismo a Valeria por su recibimiento y pacientes explicaciones. Gracias en general al hotel por la atención que tuvieron con nosotros.
En resumen: un sitio idílico en el que todo esta dispuesto para disfrutar. Muy recomendable.
Después de un viaje un poco pesado desde Nápoles hasta Vico, era pleno mes de agosto y la carretera era un infierno, por fin vimos la señal del hotel. El camino desde la carretera te lleva hasta la recepción, donde súper amables nos acompañaron hasta nuestra habitación y nos explicaron la distribución del hotel. Toda la zona de la Costa es muy abrupta y los hoteles tienen que jugar con la orografía del terreno para poder instalarse. Estuvimos en otros, pero sin duda el Capo la Gala es el que mejor lo consigue con mucha diferencia. En sus cuatro alturas se distribuyen recepción, habitaciones, restaurante, gimnasio, spa, y la piscina y zona de hamacas con chiringuito. Todo es perfecto en el hotel, empezando por un personal maravilloso, la arquitectura (nada pretenciosa, pero de un lujo impresionante), todas las instalaciones hiper cuidadas (mi novio es muy deportista y flipó con el gimnasio al aire libre que tienen montado) y LA COMIDA!!! Qué bien comimos...
De hecho nosotros llegamos al medio día, después del viaje, y en cuanto nos acompañaron a la habitación a dejar el equipaje, quisimos salir de ahí. Las vistas eran sencillamente espectaculares. Fuimos bajando poco a poco las alturas del hotel para llegar a la zona de playa. Un verdadero lujo que encuentras en pocos hoteles de la zona: de la tumbona al mar o a la piscina de agua natural y bien fría. Ni falta nos hizo visitar el spa en los cuatro días que nos quedamos ahí (aunque el circuito de aguas es gratuito). El verdadero placer era disfrutar del sol y los baños en el mar en ese enclave de cuento. Comer en el chiringuito ahí mismo, donde cada día te mostraban el pescado fresco que te preparan y venden al peso, y por supuesto de su pasta y pizza que preparan con productos de la huerta. Mi novio decía que se encontraba como en un centro de alto rendimiento!! Se lanzaba al mar a nadar, descansaba, comíamos, descansaba, se iba a correr, nos duchábamos y a darnos una vuelta por los pueblos de alrededor! Y yo feliz de verle disfrutar como un enano y de poder tener la suerte de pasar cuatro días con él allí.
Ya os he contado que el personal era maravilloso. Súper educados y súper dispuestos, todos se volcaban en ayudarte y en hacerte absolutamente todo más fácil. Las recomendaciones que nos hicieron para salir a cenar fueron fabulosas.
Nosotros alquilamos un coche para movernos por la zona, pero el hotel cuenta con un servicico de shuttle que te acerca a la estación de tren más cercana o al puerto, si alguna vez decides alquilar un barco.
También merece especial mención el desayuno, que está incluído en el precio de la habitación. No sólo os voy a hablar de lo cuidado de todos los productos, de que te preparan huevos/tortillas en momento y al gusto, de que todo es natural, sino que además quiero hacer una mención especial a la vajilla. Tanto en el chiringuito, como en el restaurante, utilizan vajillas de loza fabricadas en la zona (de hecho hay varias fábricas con este tipo de productos que se pueden visitar). Y es a esto a lo que me refiero con que es un hotel de lujo sin estridencias. Mesas amplias de teka, con manteles de hilo blanco impecables y perfectamebnte planchados, con un servicio de mesa de una calidad brutal pero sin artificios. Quizá éste sea un comentario muy de chica, pero me hubiese llevado hasta el último cuenquito en que te servías los cereales! Bueno, alguno me llevé, porque los vendían en una pequeña tienda al lado de la recepción.
Siento si he sido muy personal, pero esque realmente fueron unas vacaciones únicas. Te sentías como en casa, pero lejos de ella, en un lugar especial como pocos. Yo creo que un trocito de los dos se quedó en esos acantilados... Tendremos que volver a buscarlos!!!
Por cierto, y muy importante para muchos en los tiempos que corren, el hotel contaba con WIFI gratuito en todos sus rincones. Aunque pocas veces te acuerdas de utilizarlo...
MUY, MUY Recomendable en todos los aspectos, especialmente para ir con pareja
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