Un lugar distinto.. buena atencion y servicio gracias Roberto y Margarita por su cordialidad. Todo muy sencillo para unas noches paz en estos valles Un pequeña bodega para visitar en tu camino a Cafayate y relajar la mente
Un lugar precioso para quienes buscan descanso y tranquilidad en la naturaleza y de paso, tomar un buen vino (¡exquisito torrontés!) Estaremos siempre muy agradecidos con Roberto, quien además de una excelente atención nos brindó su cariño y afecto. Margarita una genia! Cocina riquísimo y siempre está para lo que se necesite. Nos quedamos con ganas de pasar más tiempo allí...¡Volveremos!
Paramos de casualidad porque nos agarró la noche en la ruta y nos encontramos con un lugar maravilloso. Un casco de estancia y bodega que nos encantó. Además de descansar se puede comer en el lugar ya que hay restaurante y disfrutar del paisaje que regala. Sin dudas para volver. A sólo 3 km de la ruina de los quilmes.
Es apenas un hostal cuyo precio es el mismo de los mejores hoteles boutique de la zona de Cafayate. La habitación tiene contrapiso sin cubrir, no tiene TV ni teléfono. El baño está bien. Tiene aire acondicionado pero el nuestro estaba roto, perdía mucha agua y lo tuvimos que apagar. El jardín con pileta está completamente deteriorado: el pasto descuidado, los muebles de exteriores todos rotos, la pileta sucia con bichos merece que la limpien varias veces por día pero no hay personal visible para eso. Quisimos almorzar y solo había tamales, empanadas y ensaladas, teniendo en cuenta que el pueblito donde se encuentra no tiene ni un bar deberían esmerarse más en el stock. No tenían soda ni gaseosa líght. Solo gaseosa común de litro, agua y vino. Le falta una atención profesional. Es verdad que el paisaje es muy bello y se puede caminar por los viñedos pero eso no justifica el precio ni la falta de servicios. El desayuno incluido en el precio constaba de infusiones, un pan, manteca y mermelada. El wifi casi no andaba ni en el bar y para colmo no hay prácticamente señal de telefonía: imposible comunicarse. Reservamos por Booking y pretendíamos pagar con tarjeta, tal como se podía optar según la reserva, pero solo nos aceptaron efectivo y de muy mala manera.…
Muy mala atención del dueño. En la cena discutió con otro pasajero por cuestiones de cobro. Y al día siguiente con nocostros, ya que nos queria cobrar el desayuno y las toallas en forma adicional al precio acordado y que de lo contrario se lo descontaria del sueldo a su empleada Margarita, ya que ellas nos dio las toallas y ofreció el desayuno. Realmente muy desagradable. El alma del lugar es Margarita ya que ella prepara las comidas exiquisitas. Nos quedará como una anecdota negativa de nuestro paso por la ruta 40.
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