Tuve una larga estadía en la Posada y durante mi estadía me sentí cómoda y muy tranquila. Las personas que trabajan allí son cálidas, humanas y siempre me sentí en confianza. Es un lugar bello, bien ubicado y con buen servicio de transporte alrededor. Cuando vayan no dejen de pasar un atardecer en la terraza. ¡Regresaré!
Posada al Sur no solo es un lugar que derrocha belleza —una casa antigua pero conservadísima y hermosamente decorada—; es también un lugar tranquilo en el que uno se siente siempre en casa, arropado por el ambiente de respeto y buena disposición que reina en todo momento. Sin duda, la maravillosa experiencia que he vivido en Montevideo va de la mano de este gratísimo espacio. ¡Gracias, Sebastián y Ricardo, por su impecable hospitalidad!
El mejor lugar para disfrutar Montevideo, a pasos de Mercado del Puerto y con el mejor asesoramiento de los recepcionistas que hacen que de tu visita un lugar super hospitalario. Lo recomiendo 100%. Cualquier duda Sebastián los va a saber orientar
Un hostel arquitectónicamente increíble, bellísimo, cómodo, con una atención de 10 puntos, ¡muy buen desayuno!, seguro, muy limpio, los baños y la cocina impecables. Hacía mucho calor pero la construcción del edificio lo hace agradable, un lugar para hacer amigos, descansar y disfrutar de Ciudad Vieja, muy cerca del Puerto. Magnífico hospedaje.
Disfruté mucho mi estadía en la posada "Al Sur". Es un lugar ideal para artistas, soñadores y aventureros, un lugar para hacer amigos, para compartir el desayuno, un mate por la tarde, aderezado de conversaciones interminables. Su terraza es un buen lugar para observar la danza vespertina de los loritos montevideanos, el cielo cambiante, las constelaciones; un lugar para cerrar los ojos y disfrutar el viento o abrirlos para leer un buen libro, tienen muchos allí, algunos muy buenos que han ido dejando los viajeros en su travesía. Ciudad Vieja tiene una gran riqueza cultural y arquitectónica. Mi mirada se perdía observando las fachadas de aquellas enormes casa coloniales, cada una con sus particularidades, con sus grandes puertas y con sus ventanas que también son puertas, que nos llevan a románticos balcones que se asoman a la calle. Estando alojada en "Al Sur", no solo disfruté de las fachadas, también me sumergí en ese espacio interior de techos y pasillos interminables. Al subir las escaleras y tomar la llave de tu habitación te adueñas del lugar, tienes la libertad de entrar y salir, de quedarte en tu habitación o salir a formar parte de la fiesta que es ese lugar cada día. Allí conocí personas que provenientes de todas partes del mundo: brasileros, holandeses, alemanes, uruguayos, venezolanos, argentinos... eran fotógrafos, artesanos, ambientalistas, gente muy espiritual, gente alegre y abierta que buscaba más que un refugio, más que una cama aislada de hotel. Para los ambientalistas es un lugar especial donde se reciclan los desechos, donde paneles solares calientan el agua y producen electricidad, un lugar lleno de plantas y flores, y donde se promueve el uso de la bicicleta como medio de transporte para conocer la ciudad. En cuanto a la ubicación, la posada esta cerquita del puerto, allí hay un mercado donde se pueden saborear unas buenas empanadas y la parrillita de rigor de los fines de semana; también está cerca de museos, iglesias, restaurantes, casas de artesanía, bancos y edificios gubernamentales que le dan un atractivo adicional y para terminar, la posada está ubicada en una calle peatonal, lo que la aleja del ruido automotor. Es una excelente puerta al Sur.…
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