La búsqueda del hotel romántico ideal en Villa General Belgrano no tiene por qué ser difícil. Bienvenido a Hotel Blumig, una fantástica opción para viajeros como tú.
Se ofrece wifi gratuito a los huéspedes y las habitaciones de Hotel Blumig incluyen aire acondicionado.
Durante la estancia, disfruta de algunos de los servicios que ofrecen, como recepción abierta 24 horas, servicio de habitaciones y conserje. Los huéspedes de Hotel Blumig también disponen de piscina y bar allí mismo. Para viajeros con coche hay parking gratis disponible.
Si te gustan los asadores, Hotel Blumig se encuentra cerca de La Rueda Parilla.
Si te interesa explorar Villa General Belgrano, visita un jardín como Aquaflores.
Hotel Blumig te acerca lo mejor de Villa General Belgrano, haciendo que tu estancia sea agradable y relajante.
estuvimos en el hotel por 5 días, muy confortable, amplio, con todas las medidas de seguridad y cumpliminento del protocolo, salas de estar, bar 24hs, un desayuno espectacular, frutas, tortas, jugos, leche, panes, dulces, te en sus diferentes sabores la atención muy cálida, un hermoso parque, piscina interna calefaccionada y exterior, sala de spa habitaciòn muy còmoda, baño perfecto se los recomiendo no dejen de ir
Buen hotel la atención del personal excelente, desayuno abundante, lugar tranquilo con un entorno verde muy bueno. Pero las piletas dejan mucho que desear la climatizada con el agua sucia (cero olor a cloro) Los costados llenos de Moo verde, La pileta externa abandonada con muchos faltantes de azulejos/cerámicos.La habitación que nos tocó y el baño con grandes manchas de humedad. Una verdadera lastina
Nos recibieron muy bien !!!! pero nos encontramos con la piletas muy sucias, una con el agua congelada, una de las habitaciones la ceramicas del piso se movian, la otra con un motor debajo con tuido y ambas sin frigobar !!!!!
Es la tercera vez, que elegimos este hotel con mi esposo. Lo elegimos por la excelente atención del personal, la limpieza y el confort. Es muy tranquilo, muy familiar, con ambiente muy cálido. El servicio de desayuno es muy completo. El servicio de piscina es ideal para aprovechar las dos piletas: una de agua caliente y otra de agua fría. Las habitaciones son muy luminosas. La estética gral. del lobby y el desayunador, muy agradables. Precio y calidad excentes. Ya estamos planeando el regreso.
Lo peor fue la discriminación que sufrimos, en dos ocasiones en forma de segregación espacial. Al ingresar al hotel nos abre la puerta quien pensamos se trataba de un pasajero más o un vecino jubilado con ganas de socializar. Luego supimos que era Juan Cibrián el gerente del hotel. La recepcionista amablemente nos realiza el ingreso y lleva a la habitación que teníamos reservada y pagada, la 113. Al cabo de media hora nos llama a la puerta para cambiarnos de habitación aduciendo un error, que esa habitación estaba ocupada. Cabe mencionar que la misma estaba como recién hecha y sin ningún objeto personal. Nosotras ya habíamos desarmado nuestras valijas, utilizado jabones, etc. pero veníamos muy cansadas de un largo viaje (hacía más de 40º) y decidimos dejar pasar la situación. Nos llevaron a la última habitación del pasillo, con una vista muy inferior. Pese a estar limpia, nos encontramos con una fila de hormigas en el baño, supusimos que era porque la habitación llevaba unos días vacía. La segunda vez que encontramos al gerente en el hotel fue en el cuarto día, en el comedor en nuestro último desayuno. Este señor nos manda utilizar una mesa de dos, nos dirigimos a la mesa que usamos los días anteriores contra la ventana y con dos tazas. Vuelve a decirnos que no nos sentemos allí porque había 3 sillas. En ese momento ya había una pareja desayunan en otra mesa igual (y el resto de las mesas vacías, alrededor de unas 10), a la vez que pasa y se sienta un hombre solo al que no le dice nada. Simplemente quería negarnos a nosotras, matrimonio de mujeres, las mesas que tenían mejor vista. A una hora de irnos del hotel decidimos sentarnos donde nos ubicaba y sacar fotos para documentar la situación. A partir de ese momento se manda a la empleada encargada del desayuno a que dé el mismo mensaje a todas las parejas que iban bajando a desayunar, todos sorprendidos, porque era la primera vez que sucedía. Quedó toda la fila de mesas sin vista completa y las mesas que daban a la ventana vacías. Cabe mencionar que luego de irnos y al bajar un rato más tarde para dejar el hotel en el comedor estaba nuevamente el gerente Juan Cibrián y las mesas de la ventana volvieron a estar ocupadas por 1 o 2 personas. Más allá de esto el hotel parece estar en una zona con muchos cortes de luz (no tienen grupo electrógeno o no quisieron ponerlo), con lo cual se la pasa mal queda sin aire y sin wi fi. Además las habitaciones carecen de frigobar, inexplicable dado los aranceles que manejan…
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