Nos hospedamos una noche pero sinceramente, para el que pueda, recomendaría que lo hagan al menos dos noches porque sino no da el tiempo a conocer y hacer todo lo que ofrecen. Llegamos y al rato almorzamos: empanadas de verdura fritas de entrada, distintas comidas a la parrilla (carnes rojas, pollo, verduras) y postre con bebidas incluídas. Esa misma tarde hicimos la salida a ver los pinguinos: La guía Eugenia una genia total con explicaciones muy claras e interesantes. La reserva de los pingüinos es realmente fascinante, ir caminando y cruzarte a pocos metros a estos animales y verlos convivir y actuar en su cotidianeidad es realmente asombroso. Luego de estar un rato relajados en la playa viendo más y más pingüinos comenzamos la vuelta: Si antes nos cruzamos algunos pingüinos en el camino, a la vuelta realmente se LLENA, es increíble. Es importante destacar que está todo muy bien cuidado, protegido y el mensaje constante de cuidar a los animales y no molestarlos es constante. Esa tarde nos ofrecieron una merienda llena de exquisiteces caseras. A la noche una cena muy rica, cuyo principal fue una lasagna de vegetales. Terminada la cena nos quedamos un rato en el fogón externo tomando algunas de las bebidas libres que ofrecen (una barra muy linda con muchas botellas) disfrutando de una noche super estrellada y realmente hermosa!. Al día siguiente, y para no desentonar, el desayuno fue delicioso. TODO es casero y hecho en el momento, si tuviese que elegir me quedo con el pain au chocolat, pero todo era increíble. Ese mismo día salimos para el lado del faro e hicimos un mini trakking bajando un acantilado para acercarnos a la colonia de elefantes marinos de la reserva. Como siempre: El respeto es máximo, el cuidado también. Incluso había algunas botellas o tachos que según la guía suelen llegar del mar porque son desechados por barcos y se encargó de llevarse todo para que no quede la playa sucia. De principio a fin la experiencia es hermosa, la reserva está bien cuidada y mantenida (fascinante que hayan podido mantener la estructura y el diseño de antaño para que resulte más acogedor y placentero dado el lugar en el que se encuentra). El trato de TODO el personal es un 10: principal agradecimiento a Lara, Francisco (el mozo que nos atendió siempre) y Eugenia (la guía turística) pero sin dejar de mencionar a todos los demás que hacen de El Pedral un lugar imperdible.…
Excelente lugar, excursión y atención. Es un regalo al alma! Es una experiencia inolvidable, y por suerte esta todo muy cuidado, en grupos reducidos y siempre respetando a los pingüinos, muy puro muy recomendable! El cordero, excelente también! 👍👍👍👍👍
Te trasladan en combi, es camino de ripio asi que mejor no poner el auto. El lugar es hermoso, cocinan un cordero al asador imperdible. Y tiene playa con piedras, privada, donde está la pingüinera. Muy respetada la flora y fauna. Experiencia imperdible
Lugar soñado, pingüinerq súper respetuosa y no tan turística como por ej punta Tombo. Realmente una experiencia super emocionante. La guía Rita un amor. Queda lejos pero vale la pena. Único punto a tomar en cuenta: los vegetarianos! La opción veggie podría ser mejorada. Todo el resto una maravilla!
El lugar es bello, pero lo más valioso es que se respira un muy buen clima de camadería entre los que trabajan en el lugar. Se ocuparon de acercarnos propuestas aún cuando había terminado nuestra estadía. La desconexión es absoluta y el desayuno, increíble.
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