Pocos edimburgueses viven en la Ciudad Vieja, pero sus laberínticas callejuelas, frías y húmedas, y las empinadas calles sugieren que no siempre fue así. Actualmente, las adoquinadas calles acogen en su mayoría tiendas de recuerdos para turistas de esencia escocesa y gaiteros. Es el lugar ideal para conocer Auld Reekie (“la vieja maloliente”, uno de los apodos de Edimburgo) y pasear por la Royal Mile, la vía pública que une el castillo con el palacio real: dos de las grandes atracciones de la ciudad. Sin embargo, hay mucho más que explorar por las decenas de callejuelas y callecillas, y, por la noche, los clubes más bulliciosos de la ciudad irrumpen a lo largo de Cowgate, que se cierra al tráfico por este motivo.

Los trajes y los viandantes cargados con bolsas inundan las calles de la Ciudad Nueva hasta que anochece, cuando entran en juego vestidos más de fiesta. Se trata del principal barrio financiero de la ciudad, con pequeñas oficinas, boutiques de ropa y muchos de los restaurantes más llamativos y clubs más elegantes de la ciudad. La arquitectura de calles como George Street contribuye a darle a la zona un aspecto formal y presumido; se trata de un desarrollo georgiano planificado de majestuosas casas adosadas, plazas geométricas y presuntuosas estatuas. Sin embargo, también es un barrio por el que puedes pasear en el que percibirás un sano ajetreo a casi cualquier hora del día y sitios donde poder ver pasar a la gente, como la Plaza de St Andrew, que se llena de quienes disfrutan de un picnic a la hora del almuerzo. Allí también encontrarás una serie de alegres restaurantes situados a pie de calle en Hanover Street, mientras que la sombría Rose Street, que bien parece un callejón trasero por descubrir, cuenta con pubs llenos de carácter y pequeñas tiendas independientes.

Situados donde las impresionantes casas adosadas de la Ciudad Nueva dan paso a los grandes centros comerciales y edificios utilitarios, desde hace mucho tiempo Broughton y Calton han sido barrios de transición con una mezcla de identidades. Aquí se ubicó el barrio gay de Edimburgo en la década de los 80. Esta cultura no llama especialmente la atención a lo largo del bullicioso epicentro de Broughton Street, pese a que los refinados pubs, restaurantes modernos, pequeñas tiendas de delicatessen y galerías de arte coinciden en hacer gala de su ostentosidad. La parte alta de Leith Walk es menos sutil y esta importante vía pública es famosa por albergar un conocido club gay, así como varios restaurantes indios de primera. Las majestuosas casas adosadas victorianas y georgianas presiden las calles de Calton, en su mayoría desiertas, donde solo algún restaurante u hotel puntual da vida a la zona. Aun así, un constante goteo de paseantes y excursionistas pasa por aquí para subir a Calton Hill y contemplar los espacios abiertos de césped, las fantásticas vistas de la ciudad y los curiosos monumentos, como un templo de estilo ateniense.

Muchos de los garitos para estudiantes de Edimburgo se reúnen en torno a los edificios universitarios de Southside, un barrio donde encontrarás una larga hilera de tiendas de segunda mano y restaurantes de comida étnica a buen precio. En agosto, los estudiantes dan paso a un número ingente de bulliciosos visitantes que acuden a la ciudad para disfrutar del Fringe, el festival de arte y comedia de primera categoría de Edimburgo, cuyo núcleo se ubica aquí. Southside está flanqueado por dos fantásticos parques. Por un lado, The Meadows, una amplia explanada deportiva donde a menudo se dan cita a la vez jugadores de fútbol, rugby, tenis, cricket, croquet y golf. Al alegre bullicio se une el de los niños jugando en grandes campos de juegos. Por otro lado, mucho más grande y salvaje, se encuentra Holyrood Park, que se extiende hacia el este y ofrece la posibilidad de subir al monte Arthur’s Seat, si bien el barrio es más conocido por albergar el Parlamento escocés y su primer Palacio real, con la inevitable fila de visitantes preparados para visitarlo.

Situado en la parte baja de la Ciudad Nueva y junto a un bonito río que fluye cerca del elegante Real Jardín Botánico de Edimburgo, no sorprende que Stockbridge se convirtiera en uno de los primeros barrios modernos de la ciudad. Actualmente es uno de los más deseados de Edimburgo, aunque se han esfumado aquellos toques bohemios ahora que sus habitantes han crecido y el área se ha aburguesado. Aún quedan algunas tiendas de segunda mano, pero la mayoría de los habitantes tienen un gusto más refinado por los pequeños restaurantes a pie de calle, gastrobares, cafeterías y tiendas de antigüedades, boutiques y tiendas de delicatessen, y el mercado de productores que se celebra los domingos. A solo diez minutos a pie por un frondoso camino ribereño, junto al burbujeante río Water of Leith, se halla Dean Village. Este tranquilo barrio de casas de entramado medieval sigue conservando buena parte de la esencia que la zona desprendía cuando se utilizaban habitualmente los molinos de agua. Más allá, el sendero ribereño de madera parece aún más remoto a medida que asciende por los jardines de esculturas de la Galería Nacional Escocesa de Arte Moderno.