Resguardada al pie de la Selva Negra del sur de Alemania, Baden-Baden es un destino chic para aquellos a los que les apetezca darse un chapuzón en sus cálidas aguas termales ricas en radón y sal. La ciudad lleva tanto siendo un destino popular que se le empiezan a notar los años, pero no te preocupes: sigue teniendo clase, además de ser pintoresca y estar bien conservada. (La Julie Andrews de las ciudades alemanas con spa, por decirlo de alguna forma.) Los deportistas hallarán multitud de oportunidades de disfrutar del golf, el tenis, además de poder montar a caballo y esquiar, en invierno.

Tubinga se convierte en foco de atención con el festival ChocolART que reúne a expertos de Francia, Italia, Austria, Suiza y Alemania. La variadísima selección de cajas de bombones hacen las delicias de visitantes y entendidos chocolateros. Los mejores chefs internacionales aprovechan la ocasión para preparar sus delicias culinarias. Te divertirás con el fabuloso programa de entretenimiento que se prepara para el festival, con el chocolate como estrella.

En medio de una de las más importantes regiones vinícolas de Alemania, Stuttgart atrae a los apasionados de la cultura por sus famosos ballet, ópera y orquesta filarmónica, mientras que los aficionados a los automóviles pisan el acelerador hacia el Museo Mercedes Benz. Hay más zonas verdes que espacio urbano en esta ciudad amante de las fiestas, donde está el mayor parque zoológico y jardín botánico de Europa, el llamado Wilhelma. El Wurttembergisches Landesmuseum, en una de las estructuras arquitectónicas más antiguas de la ciudad, hace un recorrido por la historia de la región desde la edad de piedra. El autobús y el metro son la opción más cómoda para desplazarse.

Fundada a mitad del siglo IX, Ulm disfrutó de una larga historia como ciudad imperial libre, dirigida solo por el Emperador Romano sin molestos príncipes alrededor. Además de ser una importante ciudad comercial durante siglos, Ulm fue también el lugar donde nació Albert Einstein. Con 161m de altura, Ulm Minster tiene el tejado más alto del mundo, al que se llega subiendo 768 escalones. La ciudad hermana pequeña de Ulm, Neo Ulm (o Nueva Ulm) yace al otro lado del Danubio y es parte de Bavaria en vez de Baden-Wurttemberg.

Zandvort es para Amsterdam lo que Brighton es para Londres: un gran resort costero al que se puede llegar fácilmente por tren. Desde la Estación Central, el viaje dura media hora. Tiene una amplia playa de arena y, al igual que el resto de la costa holandesa, cuenta con dunas que sirven para proteger el país del mar. En el verano, numerosos bares en la playa satisfacen todos los gustos. Además, es la sede del circuito de carreras automovilísticas más importante de los Países Bajes.

Extendiéndose desde la boscosa Dordogne hasta los altos picos de los Pirineos, esta vasta región es un destino popular para practicar deportes de invierno, y además no va tanta gente como a los Alpes. Al derretirse la nieve en primavera acuden los amantes del kayak y los entusiastas del rafting, mientras que en verano senderistas, expertos e inexpertos, recorren las montañas.

A una hora o dos al sur de Recife, Porto de Galinhas está hecho para el turista al que no le gustan los extremos. Un viajero comenta con entusiasmo: “lo que hace que sea genial es lo que no tiene: no hay un tráfico denso, ni vida nocturna". Explora las piscinas naturales que se forman entre el arrecife, y da de comer a los peces que nadan a tu alrededor; si lo prefieres, puedes montar en un todoterreno hasta la romántica playa de Muro Alto. También puedes saltarte todo esto y dormitar en una hamaca junto al verdoso y cristalino océano Atlántico.