Sede de la universidad más antigua de Alemania, Heidelberg fue duramente golpeada durante las guerras del siglo XVII y fue reconstruida en el siglo XVIII con edificios barrocos. Si querés dar un paseo agradable, caminá por las calles góticas del centro histórico de la ciudad. No te olvides del castillo Heidelberg, el corazón simbólico de la ciudad; Alte Brucke, un hermoso puente del siglo XVIII y la Cárcel para Estudiantes. Construida en el siglo XVI, se usaba para sacar a los estudiantes maliciosos de las calles de tres días a un mes. ¡Y se dice que Penn State es la escuela parrandera n.º 1!

La ciudad de Friburgo de Brisgovia se asienta austeramente al borde de la Selva Negra. Es la sede de una de las universidades más antiguas de Alemania y de una catedral de arenisca de estilo gótico, es un centro importante para los amantes de lo académico y de la historia medieval. Disfrutá de unas cervezas alemanas en una cervecería local, y luego subite a un teleférico que te llevará hasta la montaña Schauinsland, donde te esperan vistas increíbles y un observatorio solar.

Lyon, lugar declarado patrimonio mundial por la UNESCO, conserva las huellas de 2000 años de historia impresas en sus calles (sí, las adoquinadas). Explorá esta historia en Vieux Lyon (uno de los barrios del Renacimiento más amplios de Europa) y en los dos anfiteatros romanos de Lyon, donde todavía se hacen conciertos de rock. No es de extrañarse que Lyon sea un popular centro turístico, con su universidad dinámica, tiendas de primer nivel, mercados de antigüedades, impresionantes festivales de cine y de música, y una variedad de museos interesantes, como el Museo de Miniaturas y Decorados de Cine (cuando decimos que es “interesante”, lo decimos en serio).

Las profundas aguas azules de Cote d’Azur son el impresionante telón de fondo de la elegante Niza. Respirá el fresco aire mediterráneo mientras paseás por la orilla, u observá toda la ciudad con ojos de lince desde la cima de Castle Hill. La calle peatonal Place Rossetti es el corazón de la ciudad, con una gran fuente, vibrantes edificios y la hermosa catedral Sainte-Réparate que le da un toque francés de provincia.

El tiempo parece detenerse en Évora, una ciudad medieval en perfecto estado de conservación que cuenta con muros defensivos, una catedral del siglo XIII, varios palacios y un templo romano del siglo I. Por tanto, no es de extrañar que la UNESCO haya declarado Patrimonio de Humanidad al centro de la ciudad. Aunque dé un poco de miedo, no te pierdas la Capilla de los huesos, donde los restos de monjes y monjas forman un inquietante mosaico.

Darjeeling, situada en un enclave de colinas onduladas, es un destino perfecto para los amantes de la naturaleza. Los lugares más conocidos que visitar son la colina del Tigre, el lazo de Batasia y el parque zoológico del Himalaya y criadero de leopardos de las nieves. ¿Y qué llevarte a casa de recuerdo? Té y más té, además de preciosa artesanía local.