La ciudad más grande de Sudamérica, el estilo de cocina y el arte de São Paulo son tan multinacionales como su población diversa de 10 millones. Con los restaurantes del distrito Jardins que sirve la comida que imagines a comensales de todo el mundo, no quedarás como un desubicado si vas a São Paulo solo a comer. Pero te estarás perdiendo museos de primera clase, diversos y vibrantes tours por los barrios, y tiendas comerciales sin precedentes.

La cuna del tango es, como la danza en sí, cautivante, seductora y bulliciosa con vibrante energía. Los antiguos barrios evocadores están repletos de restaurantes románticos y emocionante vida nocturna, y la herencia europea es evidente en la arquitectura de Buenos Aires, en sus bulevares y en sus parques. El Café Tortoni, el bar más antiguo de la ciudad, te transportará a 1858, y el sensacional Teatro Colón sigue causando el mismo efecto en el espectador que en 1908. La capital de las compras de Latinoamérica ofrece la promesa de una lujosa terapia de compras por sus amplios bulevares.

A una hora o dos al sur de Recife, Porto de Galinhas está hecho para el turista al que no le gustan los extremos. Un viajero comenta con entusiasmo: “lo que hace que sea genial es lo que no tiene: no hay un tráfico denso, ni vida nocturna". Explora las piscinas naturales que se forman entre el arrecife, y da de comer a los peces que nadan a tu alrededor; si lo prefieres, puedes montar en un todoterreno hasta la romántica playa de Muro Alto. También puedes saltarte todo esto y dormitar en una hamaca junto al verdoso y cristalino océano Atlántico.

Cartagena, un precioso pueblo pesquero en la costa caribeña de Colombia, cuenta con excelentes playas, un casco histórico antiguo (que se puede recorrer enteramente a pie) y una hermosa arquitectura colonial. Además, es uno de los lugares más seguros del país, y por eso no es extraño que Cartagena sea un enclave popular para muchos cruceros. ¿Estás cansado de explorar las calles de adoquines? Relajate y tomá un descanso en alguno de los cafés al aire libre y disfrutá de sus excelentes pasteles que podrás comerte allí mientras mirás a la gente pasar.

No tenés que elegir entre visitar una capital cultural o una playa caribeña a pleno sol: San Juan tiene todo eso. La arquitectura de la ciudad va de la época colonial española al art decó del siglo XX, mientras que el nuevo Museo de Arte de Puerto Rico presenta obras latinoamericanas y caribeñas en galerías de vanguardia.

Desde la Montaña de la Mesa, de cima plana, hasta las aguas azules de la Bahía de la Mesa, Ciudad del Cabo es simplemente impresionante, pero la ciudad no prospera solo por su apariencia. Orgullosamente multicultural, su próspera escena artística, su gastronomía y su vida nocturna son prueba del espíritu creativo e innovador de esta moderna metrópolis.

Madeira, llamada “La Perla del Atlántico”, es un frondoso paraíso montañoso y la joya de la corona de las islas Madeira. La isla, formada por erupciones volcánicas tiempo atrás, ofrece abundantes aventuras, como senderismo por Pico Ruivo, el pico más alto de la isla, a unos 1800 m de altura. En la orilla las aguas son tan azules que las ballenas algunas veces nadan cerca de la tierra. En Funchal, la capital, conviven 100.000 personas, una extraordinaria cultura y atracciones como la Sé (Catedral) del s.XV y el Museu da Quinta das Cruzes.

La costa de Carolina del Norte y sus más de 480 kilómetros de playas de islas de barrera están plagados de maravillosos parques estatales, excelentes restaurantes y campos de golf de primera clase. Las playas del cabo Fear atraen a los surfistas. El centro de la ciudad de Wilmington posee elegantes casas anteriores a la Guerra de Secesión y atractivos lugares donde hacer compras y salir a cenar. Los Outer Banks, azotados por el viento, incluyen en su oferta faros históricos, la misteriosa isla Roanoke y el Wright Brothers National Memorial. Cape Hatteras National Seashore presenta una buena oferta para la práctica de senderismo, ciclismo y pesca. Las islas se comunican con el continente por ferry.

Esta joya colonial de calles adoquinadas y pintorescas iglesias sigue inspirando a los artistas con su color, su personalidad y su luz. El barroco, el neoclásico y el neogótico se mezclan en los edificios de la ciudad, notablemente en la piedra rosada de la iglesia del siglo XVIII que se halla en la plaza principal. Fundada en 1542 por un monje franciscano, la ciudad es una mezcla de influencias hispánicas y mesoamericanas.

Disfrute de unas vacaciones tradicionales en la playa, con incluso un paseo marítimo entarimado, en uno de los pueblos más populares de Delaware. Rehoboth Beach, durante mucho tiempo un tradicional lugar de escape familiar veraniego, se ha convertido en uno de los lugares preferidos por la comunidad gay y lesbiana. Los buenos jugadores de golf pueden practicar su deporte favorito en el Kings Creek Country Club, o bien en el Old Landing Golf Course, que ofrece unas vistas preciosas del paisaje local. Además de disfrutar de la famosa playa y de pasear por el paseo marítimo, puede visitarse el cercano parque de atracciones Funland para pasar un buen rato.