Ibiza: en español antiguo significa “festejá hasta que no puedas más”. Tal vez no sea literalmente, pero sin dudas es uno de los lugares de vida nocturna preferidos de Europa. Ibiza ofrece más de 160 km de costa con aproximadamente 50 playas y muchos restaurantes, bares y deportes acuáticos; y clubes nocturnos, por supuesto. Si querés un poco de cultura, visitá el casco antiguo de Ibiza designada por la UNESCO.

Los espectaculares 1.200 kilómetros de costa de Bretaña dibujan una escarpada cornisa frente al helado océano Atlántico. Lugares como el fuerte Nacional de Saint-Malo, de 1689, las ruinas prehistóricas y extraordinaria belleza de la isla Gavrinish y el acuario Oceanopolis de Brest se aferran al litoral rocoso de la provincia situada más al noroeste de Francia. Nantes, Rennes y Brest son las ciudades más importantes. Rennes está a sólo dos horas de París en TGV (tren de alta velocidad). El bretón y el galo, antiguas lenguas de esta provincia celta, se hablan hoy en día en determinados lugares de la región.

Córdoba fue una vez la principal ciudad del Mundo Occidental, la mayor metrópolis al oeste de Constantinopla y la sede de la primera universidad europea. En la actualidad, hay un moderno centro comercial, pero a la mayoría de los viajeros les encanta dar paseos por las antiguas calles adoquinadas de la ciudad, espiando por las puertas para deleitarse con las vistas de exuberantes flores y fuentes con hermosos azulejos.

Sintra, durante mucho tiempo residencia de los monarcas de Portugal, es una magnífica ciudad de maravillosas e históricas mansiones, todas con el telón de fondo de las frondosas colinas. Los numerosos castillos de Sintra incluyen el Palácio Nacional de Sintra (un importante residencia de la realeza portuguesa hasta principios del siglo XX), el elevado y de cuento Palácio da Pena, Quinta de Regaleira (que incorpora varios estilos arquitectónicos y unos preciosos jardines alrededor), el Castelo dos Mouros (castillo moro), y el Palácio de Monserrate.

Empápate de sol en las magníficas playas de Agadir, la ciudad más visitada del sur de Marruecos. Sus amplias avenidas de palmeras y los bares frente al mar le aportan cierto aire de complejo turístico de occidente, sobre todo en invierno cuando se llena de europeos atraídos por sus excepcionales condiciones climáticas. Monta en camello, alquila un buggy o pásate por el mercado Suq al-Had, rebosante de especias del norte de África. Si quieres admirar unas amplias vistas a la ciudad, pasea hasta las ruinas de la Kasbah.

Fundada al pie de la Cordillera Himalaya por un oficial del ejército británico en 1820, la “Reina de las Colinas” se eleva por encima del resto, con sus densos bosques, clima favorable y vistas del Valle Doon. Su nombre proviene del arbusto Mansur que está cubierto de vallas y que se encontró en abundancia en el entorno de esta zona tan ideal para hacer trekking. Todavía se pueden ver algunos vestigios de su pasado colonial en su gastronomía y arquitectura. Para descubrir imponentes lugares en la naturaleza, dirígete a Gun Hill o a Childer’s Lodge, los dos picos más altos, o a la famosa cascada de Kempty.