El pequeño pueblo brasileño de Gramado es un lugar pintoresco y boscoso que ofrece algunas sorpresas encantadoras. Después de que hayas disfrutado de los botes a pedales y los pinos traídos de la Selva Negra que rodean el Lago Negro, visitá el tranquilo Chagdud Gonpa Khadro Ling, un templo y centro budista tibetano. A los niños les encanta visitar Mini Mundo, un parque en miniatura que ofrece réplicas pequeñas de monumentos famosos.

Florianópolis fue apodada por la revista brasilera semanal Veja como “el mejor lugar para vivir en Brasil”, así que es totalmente natural que los turistas quieran comprobarlo también. Y sí que lo hacen. Florianópolis es un destino floreciente por sus perfectas playas, excelente surf, magníficos mariscos y la yuxtaposición de una megaciudad moderna con la fortaleza colonial del siglo XVI y tranquilos mercados y parques.

Desde brillantes rascacielos hasta una playa soleada y moderna, el Balneario Camboriú puede sentirse como el hermano menor de Río de Janeiro. Los lugareños disfrutan de la misma vida nocturna salvaje, los mismos excelentes restaurantes y el mismo paisaje de laderas verdes, mientras que la estatua en la cima de la colina del Cristo Luz imita la gigantesca estatua de Río, el Cristo Redentor.

La anterior capital de Brasil es conocida por su cocina, música y arquitectura de influencia africana. Salvador, conocida como la “capital de la alegría” por las exuberantes celebraciones del Carnaval de una semana de duración, rebosa de música y arquitectura-arte contemporáneos sin modificaciones desde el siglo XVII.

Lima, fundada por Francisco Pizarro en 1535, es una ciudad fascinante y un tesoro oculto de la historia. Explorá los antiguos sitios arqueológicos incas o paseá por las elegantes catedrales y los opulentos palacios que datan de los tiempos de la colonia española. El centro de Lima está abarrotado, pero disfrutarás al explorar los barrios de la ciudad, especialmente las zonas frente a la playa con excelentes opciones para ir de shopping y cenar, y fabulosos hoteles.

A una hora o dos al sur de Recife, Porto de Galinhas está hecho para el turista al que no le gustan los extremos. Un viajero comenta con entusiasmo: “lo que hace que sea genial es lo que no tiene: no hay un tráfico denso, ni vida nocturna". Explora las piscinas naturales que se forman entre el arrecife, y da de comer a los peces que nadan a tu alrededor; si lo prefieres, puedes montar en un todoterreno hasta la romántica playa de Muro Alto. También puedes saltarte todo esto y dormitar en una hamaca junto al verdoso y cristalino océano Atlántico.

Vibrante y llena de mansiones victorianas, la agitada y bulliciosa capital de Costa Rica se construyó de las ganancias del comercio del café, y las plantaciones en funcionamiento de “granos de oro” siguen rodeando la ciudad. Probá los granos locales recién tostados del Mercado Central. Si querés ver un oro más brillante, visitá el Museo del Oro. Muchos sitios históricos se renovaron y ahora albergan hoteles elegantes. La vida nocturna se concentra en El Pueblo, ciudad inspirada en pueblos españoles considerada un epicentro en lugar de un destino. No te pierdas el elegante Teatro Nacional de 1897.

Uno de los principales destinos de buceo en el mundo por sus arrecifes de coral como de libros de cuento, la isla de Cozumel alberga además una variedad de playas naturales. Elegí una playa con suaves arenas blancas para relajarte o practicar snorkeling rodeado de vistas rocosas. Un destino tanto para la aventura como para el romance, Cozumel tiene clima caribeño todo el año, una selva ilimitada y abundante vida nocturna.

La ciudad de México, que surge de las ruinas de la capital Azteca, Tenochtitlan, ofrece una combinación única de vida contemporánea y preservación histórica. Los museos, restaurantes y parques de primer nivel compiten con los remanentes de varias culturas. Por más que no sea tu estilo de viaje, no podés dejar de lado la vida nocturna, los centros comerciales y la historia.

Akumal, “Tierra de Tortugas” en el idioma maya, se encuentra a 96 km al sur de Cancún. Sube a un colectivo (furgoneta) o bien alquila un coche si planeas una escapada de varios días. Bucea entre corales, anguilas, barracudas y tortugas o túmbate todo el día en las playas de arena de la bahía de Akumal. Haz un "Turtle Walk", una excursión con las tortugas, mójate los pies en la laguna Yal-Ku y contempla la arena blanca y el agua brillante y transparente de Akumal Beach.