Conocida como la casa del golf, la hermosa St. Andrews atrae incluso a aquellos que no tienen ningún interés en el juego. Ubicado en una amplia bahía, este pueblo está salpicado de ruinas medievales, majestuosa arquitectura y, gracias a su gran población estudiantil, muchos pubs acogedores.

La mayor ciudad de Escocia es una urbe cordial y bulliciosa con imponentes edificios del siglo XIX, una animada vida teatral, la escena musical alternativa más conocida fuera de los Estados Unidos y bares cuya gama abarca desde lo más cool hasta lo más tradicional. La red de autobuses y de metro de la ciudad facilita su visita. No se pierda el museo de arte de Kelvingrove, la necrópolis victoriana o la exquisitez local, sorprendentemente deliciosa: la “pizza frita”. Glasgow es la puerta de entrada a las Highlands y a las islas.

Los londinenses llevan haciendo escapadas playeras a Brighton desde que llegó el ferrocarril a la zona, en 1841. La playa de guijarros, el salón de juegos del muelle y el Pabellón Real son las atracciones principales, pero también hallarás cientos de pubs y clubes para el público más vivaracho.

Estos dramáticos picos (incluido el icónico Matterhorn), como un imán para esquiadores y senderistas, tienen una altura de entre 915 m y 4572 m y se extienden a través de tres quintos del país. Numerosos glaciares, valles panorámicos y preciosos lagos alpinos aportan a la región su atractivo visual. El tren Glacier Express hace la ruta de 7 horas y media a través de los Alpes suizos desde Zermatt a San Moritz, pasando por pueblos de cuentos de hadas y más de 291 puentes por el camino.

Bilbao es el mayor puerto de España, y su sexta ciudad más grande. Miles de visitantes se acercan hasta ella solo con el firme propósito de ver el edificio que aloja el museo Guggenheim, aunque cabe decir que la ciudad tiene muchos otros museos interesantes, si bien no tan célebres. Si lo que te apetece es un poco de cultura y buena comida, no te lo pienses más.

Odesa, con poco más de un millón de habitantes, es la cuarta ciudad más grade de Ucrania. Ubicada al sur del país en la costa del Mar Negro, fue fundada a finales del siglo XVIII como fortaleza naval rusa. Fue una zona franca durante varios años a mitades del siglo XIX y albergó a una población procedente de varios países. En 1905, fue el escenario de una de las mayores revueltas de la Revolución rusa, protagonizada por los tripulantes del acorazado Potemkin. La encantadora zona del casco antiguo tiene un bonito teatro de ópera, y la ciudad cuenta con varias playas magníficas.

El centro de Oklahoma cuenta con más de 140 parques y una gran variedad de atractivos culturales y lugares de entretenimiento para todas las edades y gustos. Tanto si quiere disfrutar de un espectáculo de ballet, ópera o arte, como si prefiere pasar un día en el zoológico, Tulsa es el lugar perfecto para una escapada rápida. En el aspecto cultural, puede pasar un fin de semana entero visitando los museos de la ciudad. El Gilgrease, el Museo de Arte Judío y el Philbrook ofrecen exposiciones fascinantes sobre sus respectivas áreas de especialización. Los aficionados a la jardinería no pueden perderse el Centro de Jardinería de Tulsa, con su extensa biblioteca horticultural y un sinfín de recursos relacionados con la naturaleza. Como lugares de diversión al aire libre encontramos el parque de atracciones de Bells, los campos de golf y el River Park, 35 kilómetros de caminos pavimentados que recorren el río Arkansas y unen zonas de picnic con columpios, fuentes y esculturas.