De estas tierras del ondulado sureste de Bélgica emanan una amplia variedad de sabores: caza, jabalí, venado, jamón ahumado, famoso paté de la región y las cervezas trapistas, famosas en el mundo entero. Aunque están ubicadas eminentemente en Bélgica, las montañas Ardennes también tocan Francia y Luxemburgo. Densos bosques flanquean las empinadas laderas y ciudades mercado y pueblos cuelgan por la ribera. Esta frondosa zona da lo mejor de sí en primavera y verano, pero la posibilidad de practicar esquí de fondo también la convierte en una buena opción en invierno.

Barcelona parece un poco surrealista: apropiado, ya que Salvador Dalí pasó un tiempo aquí y el arquitecto catalán Antoni Gaudí diseñó varios de los edificios de la ciudad. Entrar a la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaudí es un poco como caer por el espejo; un recorrido que podés continuar con una visita al Parque Güell. Probá la sangría en un café con mesas en la vereda de Las Ramblas mientras mirás a los extravagantes artistas callejeros, luego armá tu propio banquete móvil yendo de un bar de tapas a otro.

Impresionantes arrecifes de coral y aguas turquesa ideales para la práctica del windsurf han hecho de Hurghada, en la costa egipcia del Mar Rojo, un centro turístico muy concurrido. Muy cerca de las impresionantes islas Giftun y del desierto árabe del este, Hurgada ha presenciado un enorme desarrollo en la última década, y es verdad que, a veces, parece estar infestada de turistas. Pero es una escapada a la playa relativamente fácil para los europeos, y algunos de los mejores sitios para hacer buceo y snorkeling en el mundo están costa afuera. Caminá o tomá un taxi para recorrer el antiguo barrio de El Dahar.

Filadelfia, una de las ciudades más históricas de Estados Unidos, es el lugar ideal para pasar un fin de semana; preferiblemente, uno largo. Asegúrese de ir a ver la Campana de la Libertad y el Salón de la Independencia, dónde se firmó la Constitución y la Declaración de Independencia. Ambos se encuentran en el Parque Nacional de la Independencia. Filadelfia también cuenta con excepcionales museos de arte, como el Museo Rodin. El Museo de la Ciencia del Instituto Franklin es una de las muchas atracciones de la zona que rinden homenaje a la vida y obra de Benjamin Franklin, el embajador más famoso de la ciudad. Tras digerir toda esta historia, asegurate de tener espacio para probar el clásico “Philly cheese steak sandwich”, un bocadillo de carne con queso muy típico.

Adís Abeba, a la que en ocasiones se le denomina “la capital de África”, es un vibrante núcleo de actividad económica, social y política, así como el hogar de instituciones tan importantes como la Unión Africana y la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas. La diversidad de su población se ve reflejada en la gran variedad de iglesias, mezquitas y museos, entre los que se encuentra el Museo nacional de Etiopía, que alberga el esqueleto fosilizado de Dinkinesh (o Lucy), la australopitecina descubierta en la zona en los años 70.