Como anfitriona de los primeros Juegos Olímpicos de Invierno en 1924, Chamonix siempre contará con un lugar en los libros de historia. Sus principales atracciones son el Mont-Blanc (la montaña más alta de Europa Occidental) y las muchas zonas de esquí frente al valle de Chamonix. Las laderas empinadas y las condiciones climatológicas extremas son más apropiadas para los esquiadores experimentados, pero también hay pistas para principiantes. Solo tenés que asegurarte de que todas las personas de tu grupo distinguen un círculo verde de un diamante negro. Ah, y otro apunte para los libros de historia: Pierce Brosnan estuvo aquí filmando una película de James Bond (“El mundo nunca es suficiente”).

La ciudad de Friburgo de Brisgovia se asienta austeramente al borde de la Selva Negra. Es la sede de una de las universidades más antiguas de Alemania y de una catedral de arenisca de estilo gótico, es un centro importante para los amantes de lo académico y de la historia medieval. Disfrutá de unas cervezas alemanas en una cervecería local, y luego subite a un teleférico que te llevará hasta la montaña Schauinsland, donde te esperan vistas increíbles y un observatorio solar.

La ciudad más grande y más poblada después de Berlín, Hamburgo es sede de uno de los puertos más grandes de Europa. Un paseo por sus numerosos cauces y canales demostrará por qué se la denomina la “Venecia del Norte”. No te pierdas un recorrido por el mercado local del pescado (Fischmarkt), el Distrito comercial (caracterizado por su impresionante arquitectura de ladrillo rojo), una exquisita experiencia gastronómica junto al río o una salida nocturna por el barrio universitario. ¿Y ya hablamos de Reeperbahn (el Barrio Rojo)? Es muy famoso por sus luces rojas.

Desde playas urbanas hasta una épica vida nocturna, Alicante ofrece una mezcla mediterránea de acción y relajación. Agregale una explanada delineada por palmeras que serpentea por el puerto y un castillo árabe que se cierne desde arriba y tendrás uno de los sitios más dinámicos de la soleada Costa Blanca de España.

Bristol es una ciudad británica estrafalaria con hermosas vistas a las colinas y montones de lugares históricos para explorar. Cualquier persona interesada en los barcos quedará maravillada a bordo del SS Great Britain de Brunel, el primer gran transatlántico del mundo y del Matthew, una réplica del barco en el cual John Cabot navegó hacia América en el siglo XV. El elegante puente colgante de Clifton es otro lugar de visita obligada.

El archipiélago de Zanzíbar, ubicado en el océano Índico a 25 kilómetros de la costa de Tanzania, es un lugar impresionante para escaparse del mundo. Disfrutarás del agua cristalina azul turquesa, de bancos de arena poco profundos perfectos para caminar por el agua y de muchas islas pequeñas casi desiertas, prácticamente nunca visitadas por los turistas. Explorá el patrimonio mundial Stone Town, el casco antiguo de Zanzíbar. O simplemente camina de playa en playa entre los minúsculos pueblos pesqueros: son uno mejor que el otro.

Aix, una ciudad elegante y animada, es conocida por sus baños de aguas termales, escuelas de arte y universidades. Pasea por el Cours, el casco antiguo y el Quartier Mazarin a pie, deteniéndote en las cafeterías, las librerías, los mercados… Si vas con niños, y se quejan, ponlos a contar fuentes. Se dice que en Aix hay mil.

Cascais, una ciudad costera a unos 32 kms al oeste de Lisboa, fue una vez un pueblecito de pescadores, pero sus idílicos paisajes atrayeron la atención de artistas, escritores y nobleza europea expulsada en el siglo XX. Todavía hoy atrae a la alta sociedad, pero todo el resto del mundo viene también a disfrutar de sus preciosas playas y de las posibilidades de aventura que ofrece, como vela y surf. El museo Conde de Castro Guimarães, antes un palacio, está ahora abierto al público y exhibe una impresionante colección de arte y artifactos.