En la costa sur del mar Báltico se encuentra Kolobrzeg, una rara combinación de atmósfera de playa y arquitectura medieval. Fundada durante la Edad Media, la ciudad sobrevivió la Guerra de los Treinta Años y una invasión de Napoleón, pero fue devastada por la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, es un destino de spa costero que también es popular entre los amantes del aire libre, en particular para andar en bicicleta por la Ruta europea de la arquitectura gótica de ladrillo. Visitá el faro con vista al río Parseta, recorré el paseo marítimo a lo largo del muelle de Kolobrzeg o visitá uno de los diversos centros de bienestar del área.

Palma, el epicentro cultural y económico de Mallorca, es un excelente comienzo para explorar las tantas playas de arena dorada y blanca de la isla. Un antiguo kasba árabe, o ciudad amurallada, el casco antiguo de Palma es un agradable laberinto de calles angostas por donde te encantará caminar. Subite al tren de Sóller y recorré los casi 30 kilómetros de bellos paisajes; también podés visitar el castillo de Bellver del siglo XIV y el Museo de Arte Contemporáneo, o disfrutar de la vida nocturna.