La zona turística de México de mayor crecimiento ofrece kilómetros y kilómetros de desierto vacío y de playas solitarias. Su apacible vida nocturna y la diversión bajo el sol, con sabor de antaño, constituyen la mayor seducción de Los Cabos. Sin embargo, sólo algunas playas son lo suficientemente seguras para practicar la natación, entre ellas la Playa de los Enamorados y la más agitada de todas, Playa Divorcio, que hace honor a su nombre. La observación de ballenas, el vuelo con ala delta, el esnórquel, la búsqueda de antigüedades, el golf y la pesca, la histórica misión de Loreto, la pesca deportiva y la gastronomía de la capital, La Paz, son otras de las atracciones que ofrece este destino. Los autobuses de SuburBaja proporcionan transporte a lo largo de toda la costa.

El esplendor inca y el barroco andino están lado a lado en las calles de piedra de Cusco, representados por el palacio Coricancha y la iglesia de Santo Domingo flanqueando la Plaza de Armas. En este crisol de altas alturas de la cultura amerindia y mestiza, encontrarás telas extraordinarias, animados festivales de verano y maravillas arqueológicas.

¿Qué actividad no se puede realizar aquí? En inverno, puedes esquiar (esquí de fondo, alpino etc), caminar sobre la nieve o viajar en trineo. En verano puedes practicar la pesca con mosca, hacer rafting y montar en globo.

Eugene es una ciudad excelente para disfrutar del arte y del aire libre. Puedes comprar productos de diferentes artesanos locales, perderte en un museo o adentrarte en el próspero mundo culinario. Visita cervecerías y bodegas artesanales y, a la vez, obtén premios gracias a los programas Eugene Ale Trail y Pinot Bingo. Conocida como “Track Town USA”, Eugene es sede de eventos de atletismo durante todo el año; en otoño, es un importante centro de fútbol americano universitario. Durante todas las estaciones, hay espectaculares paseos en bicicleta y caminatas por la ciudad que se adaptan a visitantes con toda clase de capacidades.

Confía en nosotros, vale la pena madrugar para explorar este enorme parque nacional en las laderas orientales de las Montañas Rocosas canadienses. El amanecer ilumina uno a uno sus picos, varios de los cuales se elevan hasta más de 3000 metros de altura. Llegar allí es una maravilla, ya que Icefields Parkway te lleva a través de bosques de pinos contortos. En cuanto llegues, cálzate las botas de montaña (o raquetas de nieve) para hacer una caminata más allá del límite de la vegetación arbórea a través de Bald Hills. Si en invierno haces una excursión sobre el hielo hasta Maligne Canyon, podrás ver las cascadas congeladas. Aquí no hay contaminación lumínica, así que puedes quedarte hasta tarde para ver miles de millones de estrellas y, algunas veces, incluso la aurora boreal.

Victoria sigue siendo la ciudad más británica de todas las ciudades de América del Norte, pero tiene mucho más que salones de té, tiendas de antigüedades y galerías (aunque abundan). Impulsada por la generación más joven, la ciudad ostenta una colección de tiendas geniales, cafés auténticos y restaurantes únicos. Además, cuenta con más senderos para bicicletas que ninguna otra ciudad canadiense, que ofrecen una excelente manera de explorar el pintoresco lugar (y de evitar una tarde comprando antigüedades).

Si querés bajarte de un avión y estar 15 minutos después en un megaresort, Jericoacoara probablemente no sea para vos. Pero si querés una ciudad con playa de belleza natural intacta, no enloquezcas si vas rebotando por las calles sucias y desprolijas una hora para llegar: es probable que creas estar en el paraíso. Kitesurfing, windsurfing, Capoeira, y, por supuesto, tomar sol en la playa son las actividades más populares.

Madeira, llamada “La Perla del Atlántico”, es un frondoso paraíso montañoso y la joya de la corona de las islas Madeira. La isla, formada por erupciones volcánicas tiempo atrás, ofrece abundantes aventuras, como senderismo por Pico Ruivo, el pico más alto de la isla, a unos 1800 m de altura. En la orilla las aguas son tan azules que las ballenas algunas veces nadan cerca de la tierra. En Funchal, la capital, conviven 100.000 personas, una extraordinaria cultura y atracciones como la Sé (Catedral) del s.XV y el Museu da Quinta das Cruzes.