Mauritius es casi indiscutiblemente el destino más rico de África, un paraíso tropical con miles de cosas para hacer. Port Louis, la moderna capital de esta isla de 61 km por 46 km, es un puerto bullicioso con fuentes de agua revitalizantes y un mercado muy concurrido. Pero la mayoría de los visitantes se sienten atraídos por las aéreas del resort como Mont Choisy, el tranquilo Trou-aux-Biches y el más bullicioso Flic en Flac, popular entre los buceadores. Rivière Noire es ideal para aquellos que desean pescar en aguas profundas.

Langkawi es un sereno archipiélago de 140 islas, de las cuales solo unas pocas están habitadas. La mayor de ellas tiene el mismo nombre que la isla de Langkawi, que fue declarada Geoparque por la UNESCO debido a sus áreas de conservación ricamente pobladas (por la fauna silvestre, se entiende). La mejor manera de disfrutar de estas maravillas ecológicas es desde lo alto, en el Puente Langkawi Sky que se extiende por encima de la selva tropical. El lago de agua fresca, llamado informalmente “Doncella embarazada”, es un excelente lugar para tomar un baño o jugar a mantener tus cosas alejadas de los monos cleptómanos.

La carismática capital de Vietnam ha sabido envejecer dignamente, conservando su casco antiguo, sus monumentos y su arquitectura colonial, pero dejando espacio a su vez para la modernidad. Puede que Hanoi haya dejado atrás muchos de sus antiguos nombres, entre ellos el de Tang Long o “dragón ascendente”, pero no ha olvidado su pasado, tal y como lo demuestran lugares como el Mausoleo de Ho Chi Minh y la cárcel de Hoa Lo. Lagos, parques, bulevares sombreados y más de 600 templos y pagodas suman sus encantos al de la ciudad, que puede visitarse con facilidad en taxi.

Dubrovnik se ha recuperado de los daños sufridos durante la guerra de 1990, y los visitantes han regresado a esta apacible ciudad. Enclavada entre el mar Adriático y los Alpes Dináricos, es una escapada muy accesible y asequible para muchos visitantes europeos. Su ciudad antigua, totalmente peatonal, destaca por su encanto especial.

Córdoba fue una vez la principal ciudad del Mundo Occidental, la mayor metrópolis al oeste de Constantinopla y la sede de la primera universidad europea. En la actualidad, hay un moderno centro comercial, pero a la mayoría de los viajeros les encanta dar paseos por las antiguas calles adoquinadas de la ciudad, espiando por las puertas para deleitarse con las vistas de exuberantes flores y fuentes con hermosos azulejos.