Salude con un aloha a las brisas tropicales, a las fiestas llamadas luaus frente al mar y al simbólico Diamond Head en Oahu, la isla más poblada de Hawai. Siga la huella en la arena de la vieja gloria del surf que fue Duke Kahanamoku, en la playa de Waikiki, visite la residencia real del palacio Iolani y haga un recorrido por Pearl Harbor. Pruebe una malasada caliente (un tipo de rosquilla) o un shaved ice (un tipo de helado) mientras compra alguna de las típicas camisetas de flores en la avenida Kapahulu de Honolulú. Aléjese de los caminos más trillados con un paseo al faro de Makapuu, en la costa sur. Aprenda a bailar el hula.

Victoria sigue siendo la ciudad más británica de todas las ciudades de América del Norte, pero tiene mucho más que salones de té, tiendas de antigüedades y galerías (aunque abundan). Impulsada por la generación más joven, la ciudad ostenta una colección de tiendas geniales, cafés auténticos y restaurantes únicos. Además, cuenta con más senderos para bicicletas que ninguna otra ciudad canadiense, que ofrecen una excelente manera de explorar el pintoresco lugar (y de evitar una tarde comprando antigüedades).

En la encrucijada entre los ríos Columbia y Wenatchee se encuentra la ciudad de Wenatchee, al abrigo del agreste valle, con un montón de maravillas naturales y artificiales, desde campos de golf que ponen a prueba la pericia de los golfistas, hasta senderos rocosos. Los numerosos huertos del Valle de Wenatchee, los puestos de fruta y su festival anual de la manzana Apple Blossom Festival han dado a la ciudad el apelativo de “Capital de la Manzana del Mundo”. Con los picos nevados de Cascades, en el oeste, y la espectacular región de Columbia, en el este, la zona de Wenatchee no se queda corta en actividades para los viajeros más aventureros.