Navan, la principal ciudad del condado de Meath, es la puerta a la antigua capital de Irlanda. Abundan los lugares históricos y las ruinas religiosas, y solo los monumentos de la Colina de Tara bastan para colmarte de asombro. Sin embargo, descubrirás mucho más, como el Castillo de Trim, la Abadía de Kells y los menhires neolíticos de Brú na Bóinne. Te recomendamos que contrates una visita guiada para aprovechar tu estancia al máximo.

Había una vez una ciudad irlandesa... Podrías pensar que es un “mal poema” cuando escuchas la palabra Limerick (un tipo de poema humorístico), pero en verdad la ciudad inspira mucho más que risas entendidas. Los castillos e iglesias medievales otorgan a la ciudad un aire de grandeza, mientras que los pubs rebosan de lugareños y estudiantes alegres que solo desean otra cerveza Guinness. El Museo Hunt exhibe una colección de obras de los artistas más importantes e influyentes de la historia, mientras que el Museo de Barcos Voladores de Foynes maravillará a los visitantes de todas las edades con sus fantasiosas máquinas voladoras.

Preparate para cruzar muchos puentes cuando estés en Cork. La tercera ciudad mayor de Irlanda surgió en una isla, pero hoy se extiende también por ambas orillas del río Lee, con canales que recorren algunas de sus arterias principales. La mejor manera de conocer esta accidentada ciudad portuaria situada al sur del país es a pie, siguiendo las indicaciones del recorrido peatonal que pasa por la catedral de San Finn Barre y el cuadrilátero de la University College junto al río y sube la colina hacia la iglesia roja y blanca de Shandon. Por el camino tendrás ocasión de comprobar lo sociable que es la gente de esta ciudad.

La mayor ciudad de Escocia es una urbe cordial y bulliciosa con imponentes edificios del siglo XIX, una animada vida teatral, la escena musical alternativa más conocida fuera de los Estados Unidos y bares cuya gama abarca desde lo más cool hasta lo más tradicional. La red de autobuses y de metro de la ciudad facilita su visita. No se pierda el museo de arte de Kelvingrove, la necrópolis victoriana o la exquisitez local, sorprendentemente deliciosa: la “pizza frita”. Glasgow es la puerta de entrada a las Highlands y a las islas.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visitá lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explorá lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfrutá de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.

¿Has querido disfrutar alguna vez de la vida urbana en lo alto? ¡Entonces, asciende a la Ciudad de la milla de altura! Denver te ofrece lo mejor de ambos mundos: aventuras de montaña y emociones urbanas. Se puede acceder fácilmente a las majestuosas Montañas Rocosas, a solo una hora en coche, lo que convierte a Denver en el campamento base perfecto. Disfruta, durante tu estancia, del reconocido panorama gastronómico, que cuenta con 26 restaurantes con puntuación Michelin donde podrás comer como una estrella. ¡Pero la diversión continúa! Con una próspera y diversa escena artística y cultural, música en directo en salas de conciertos de primera y campeonatos deportivos profesionales, puedes hacer todo lo que quieras en Denver. Asciende a tu próxima escapada y encuentra las recomendaciones de la Ciudad de la milla de altura a continuación.