No esperes un panorama nocturno animadísimo en İçmeler; aunque, para los viajeros que han descubierto este destino turco de playa, eso es una enorme ventaja. Haz una excursión en barco a una isla cercana, saborea el marisco fresco en una cafetería junto a la playa o simplemente túmbate a disfrutar del sol.

Montañas cubiertas de pinos se alzan como un bellísimo telón de fondo del resort costero de Marmaris, en el suroeste de Turquía. Popular entre los cruceros, como puerto de yates y entre los turistas británicos con presupuesto ajustado, Marmaris ofrece abundantes restaurantes, el restaurado castillo de Suleimán el Magnífico y una atractiva ciudad vieja de calles adoquinadas. Fuera del barullo del casco urbano, las calas y bahías de la Península de Datça son un lugar ideal para una preciosa excursión si se dispone de una embarcación.

Con el telón de fondo de postal de sus arenas doradas, montañas con bosques y kilómetros de océano azul, no es ninguna sorpresa que Fethiye esté entre los puertos de cruceros más visitados de la Costa turquesa de Turquía. El pueblo en sí mismo es igualmente atractivo, con sus paseos frondosos frente al mar, sus animados bazares y sus ruinas antiguas.

La pintoresca ciudad de Malinas, ubicada entre Bruselas y Amberes, en la parte flamenca de Bélgica, es una auténtica gema que pocos conocen. Cuenta con una famosa escuela en la que aprender a tocar el carrillón. El sonido de la escuela actúa a modo de banda sonora de la ciudad ya sea mientras uno disfruta de un café al aire libre en cualquiera de sus preciosas plazas o mientras se da un paseo por las numerosas zonas peatonales del centro. La ciudad cuenta con gran cantidad de preciosos edificios y monumentos, algunos del siglo XVI. Los más destacables son las iglesias barrocas y góticas, así como la famosa Sint-Rombouts Toren, o torre de la catedral.

Fundada por Guillermo el Conquistador, la ciudad universitaria de Durham mantiene la grandeza de sus antepasados medievales. Su catedral y castillo, designados por la UNESCO, se destacan sobre riberas de tres líneas del río Wear, mientras que sus callecitas empinadas se alinean con elegantes casas adosadas y cafés.