En Navidad, toda la ciudad de Valkenburg parece brillar con luz festiva. El mercado subterráneo anual de Navidad es un sello de la ciudad y dura desde mediados de noviembre hasta el 23 de diciembre. Se lleva a cabo en las cuevas de Velvet, un laberinto de callejones del siglo XII que se encuentra debajo de los restos del castillo de la colina de Valkenburg. Valkenburg es una ciudad para ciclistas, no solo es un punto de partida ideal para tours en bicicleta, sino que fue sede del Campeonato Mundial de Carretera UCI y fue dos veces el sitio final de etapa para el Tour de Francia.

Lieja, una bulliciosa ciudad universitaria tiene una larga historia de fabricación de armas y tiene un museo sobre ellas. El río Meuse pasa por la ciudad. Los domingos ponen el famoso mercado Batt en la ribera y ofrecen ropa, diversos productos y alimentos. Las estrechas calles, llenas de tiendas, están repletas de restaurantes con terraza. En Lieja nació George Simenon y se come muy bien. No te pierdas las vistas de la ciudad desde Montagne de Bueren, a 406 escalones de las calles de la ciudad.

La humilde Bruselas es la capital de Bélgica, Flandes y Europa. Sin embargo, la Grande Place medieval es realmente grandiosa, con numerosos edificios del siglo XVII y un mercado de flores diario. El Atomium, la Torre Eiffel de Bruselas, que abrió de nuevo sus puertas en 2006, proporciona grandes vistas, tanto por dentro como por fuera. Los aficionados a la arquitectura deberían visitar el Museo Horta, hogar del magistral arquitecto belga Victor Horta. Los clubes y bares de Saint Géry están llenos a diario durante todo el año. Alrededor de Sainte Cathérine abundan los restaurantes de marisco. Pasee por las callejuelas para evitar verse rodeado del tráfico de las grandes avenidas.

Tantos edificios en Madrid parecen castillos que te va a parecer que estás en un cuento de hadas. Incluso el Ayuntamiento es asombroso, con sus pináculos blancos y sus detalles neogóticos. Un tour arquitectónico autoguiado puede comenzar en la grandiosa estatua del oso y el madroño en la Puerta del Sol. Recorré el extravagante Palacio Real antes de absorber la belleza natural del Parque del Retiro, luego visitá alguno de los muchos museos de la ciudad. Podés terminar felizmente cada día picando una paella mientras probás un vino español de la zona de La Rioja.

Córdoba fue una vez la principal ciudad del Mundo Occidental, la mayor metrópolis al oeste de Constantinopla y la sede de la primera universidad europea. En la actualidad, hay un moderno centro comercial, pero a la mayoría de los viajeros les encanta dar paseos por las antiguas calles adoquinadas de la ciudad, espiando por las puertas para deleitarse con las vistas de exuberantes flores y fuentes con hermosos azulejos.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visitá lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explorá lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfrutá de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.

La encantadora isla Mackinac supone un viaje atrás en el tiempo, al antiguo ocio junto al mar. Podrás contemplar desde fachadas de colores en las tiendas del centro hasta el impresionante porche frontal (de hecho, ha batido récords) del Grand Hotel de la época victoriana. Mackinac es famosa en todo el mundo por su fudge casero, disponible en todos los sabores que te puedas imaginar. Quema el subidón de azúcar jugando al golf, andando en bicicleta por el sendero que hay junto al mar o contemplando los riscos de piedra caliza del Mackinac Island State Park.