Todos deben haber escuchado que todo es más grande en Texas. Bueno, Dallas hace todo lo posible para cumplir esa promesa. Vas a encontrar varios museos con amplias colecciones de arte y fascinantes museos especializados, como el Sixth Floor Museum/Texas School Book Depository, que, si bien es chico, ofrece una inmensa cantidad de información sobre el asesinato de John F. Kennedy. Y, por supuesto, visitá una parrilla local para disfrutar de una increíble (y gran) comida.

Una ciudad atrapada en el tiempo, la Habana captura la imaginación como ninguna otra. El desteñido glamour se une con la minuciosa reconstrucción de la era colonial con un fondo de irresistible color. Recorré El Malecón, el paseo de la costa; visitá la Habana Vieja y la Catedral de San Cristóbal y disfrutá de la música salsa, los bazares al aire libre y las fiestas que duran toda la noche.

A la orilla de Miami Beach, el viajero puede nadar, hacer surf e ir en moto acuática por las cristalinas y cálidas aguas atlánticas. También se puede dormitar en la blanca arena, broncearse o sencillamente observar a la gente de buen ver (especialmente en South Beach, favorita entre los famosos y los modelos).

La ciudad de México, que surge de las ruinas de la capital Azteca, Tenochtitlan, ofrece una combinación única de vida contemporánea y preservación histórica. Los museos, restaurantes y parques de primer nivel compiten con los remanentes de varias culturas. Por más que no sea tu estilo de viaje, no podés dejar de lado la vida nocturna, los centros comerciales y la historia.

Nueve millas por cinco millas. Ese es el tamaño de Jersey. Puede pensar que no es mucho. Se equivocaría. La isla es una mezcla de reserva inglesa y de savoir-faire francés, puerto cosmopolita y valles ocultos intemporales, estilo continental y paisajes familiares que tranquilizan. Sus diversas atracciones y su belleza natural ofrecen algo para cada persona y convierten a Jersey en un destino ideal para descansos cortos, fines de semana románticos, experiencias activas, escapadas gastronómicas y vacaciones de verano en familia.

Florianópolis fue apodada por la revista brasilera semanal Veja como “el mejor lugar para vivir en Brasil”, así que es totalmente natural que los turistas quieran comprobarlo también. Y sí que lo hacen. Florianópolis es un destino floreciente por sus perfectas playas, excelente surf, magníficos mariscos y la yuxtaposición de una megaciudad moderna con la fortaleza colonial del siglo XVI y tranquilos mercados y parques.

La cuna del tango es, como la danza en sí, cautivante, seductora y bulliciosa con vibrante energía. Los antiguos barrios evocadores están repletos de restaurantes románticos y emocionante vida nocturna, y la herencia europea es evidente en la arquitectura de Buenos Aires, en sus bulevares y en sus parques. El Café Tortoni, el bar más antiguo de la ciudad, te transportará a 1858, y el sensacional Teatro Colón sigue causando el mismo efecto en el espectador que en 1908. La capital de las compras de Latinoamérica ofrece la promesa de una lujosa terapia de compras por sus amplios bulevares.

Dado que se encuentra a 97 kilómetros del extremo sur del Gran Cañón, a los turistas les gusta parar en Williams para observar la belleza natural de Arizona. Es la parada sur del histórico tren del Gran Cañón, donde se montan cientos de miles de turistas cada año para ir y volver al Cañón en este medio centenario que funciona con electricidad y vapor. Muy cerca de allí, en la zona del bosque Kaibab National Forest y de la montaña Bill Williams Mountain puede aprovechar las muchas oportunidades de hacer camping, senderismo y deportes de aventura.

La pintoresca costa de Laguna Beach se enorgullece de su actitud tranquila y de su sentimiento artístico. Focas, leones marinos, delfines y gente se sienten atraídos por igual por las recónditas cuevas que pueblan los casi diez quilómetros de costa. Las estrictas prohibiciones hacen que las embarcaciones no se acerquen a las playas.

El cerro Aconcagua, la cumbre más alta del hemisferio occidental, domina esta tranquila capital, que comparte nombre con la provincia de Cuyo, en la que reside. Aunque atrae a un buen número de viajeros en busca de aventura, maravillados por las oportunidades de practicar alpinismo, senderismo y rafting a poca distancia en coche del centro, Mendoza también es querida por los enófilos que van a degustar sus caldos, especialmente el Malbec. Las visitas y las catas en los más de mil viñedos de la zona son una de las principales atracciones de la región.