Favignana, con forma de mariposa, es un destino genial para los amantes del buce y de las playas. Subí al adorable Egadilandia, un tren para turistas que avanza por las calles principales y la costa de la isla. No te pierdas conocer la anterior Stabilimento Florio (una fábrica de conservas de atún que se convirtió en museo), hacer la desafiante excursión a las ruinas en la cima de la colina de Castello di Santa Caterina y abrazarte con tu alma gemela en la Gruta de los Amantes.

Pese a que Arigento es una ciudad moderna de unos 60.000 habitantes, situada en la costa suroccidental de Sicilia, la mayoría de los visitantes se acercan para vivir el pasado en sus afueras. Los ciudadanos de la colonia griega de Akragras, en su día la más importante, y situada en el Valle de los Templos (Valle dei Templi), comenzaron a construir siete monumentos sagrados inspirados en el Dórico, durante el siglo VI AC. El Museo Arqueológico de las inmediaciones sirve para poner todo en contexto. Agrigento también cuenta con algunos fascinantes lugares para visitar en su casco antiguo, como la catedral medieval de la época Normanda.

Fundada por los bereberes en el segundo milenio a.C., la ciudad de Túnez ha estado bajo el control de fenicios, romanos, musulmanes árabes, otomanos, españoles, franceses y alemanes, alcanzando al final su independencia como capital de Túnez en 1956. Esta historia ha hecho de Túnez una mezcolanza de culturas, antiguas y modernas. La medina es una intrincada red de estrechos callejones, mezquitas, mausoleos, palacios y un zoco donde se puede regatear el precio de cualquier cosa, desde filigranas de oro a baratos artículos de recuerdo.

Quebec puede ser la única ciudad fortificada al norte de México, pero espera con brazos abiertos a los visitantes. Explorá la ciudadela, donde posiblemente encuentres a las tropas canadienses haciendo una ceremonia militar. En cuanto a la comida, podrías disfrutar de un té por la tarde en el Chateau Frontenac o hacer como los lugareños y comprarte poutine al paso: papas fritas con requesón y salsa de carne.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visitá lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explorá lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfrutá de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.