Tobermory es un lugar sin igual, aclamado como la “capital del buceo de Canadá”. Esta ciudad junto a un lago es conocida por sus aguas cristalinas de color turquesa, que sirven de lente perfecta para explorar los más de 20 naufragios de la zona. Aquellos que busquen aventuras en tierra firme querrán visitar el parque nacional Península de Bruce. Esta popular atracción, equipada con zonas de acampada y de autocaravanas, es una de las favoritas de los excursionistas (los senderos panorámicos están repletos de flora y fauna muy diversa) y también proporciona acceso a The Grotto, una cueva marina formada por olas con un túnel submarino que conduce a la bahía Georgiana.

Tanto si sos un gran apostador o un visitante mesurado, Las Vegas tiene algo para satisfacer tu gusto de vacaciones. Con una muestra de los mejores chefs y abundantes bufés, probá tu suerte en uno de los casinos más importantes del mundo o participá de un show espectacular. Un simple paseo por la zona es suficiente para que tu corazón bombee. Una vez que tuviste suficiente alboroto, saludá a la dientuda vida marina del arrecife de tiburones de la Bahía Mandalay, subí al Gran Cañón del Colorado o visitá el Museo de neón, donde las señales antiguas adquieren nueva vida.

Si querés bajarte de un avión y estar 15 minutos después en un megaresort, Jericoacoara probablemente no sea para vos. Pero si querés una ciudad con playa de belleza natural intacta, no enloquezcas si vas rebotando por las calles sucias y desprolijas una hora para llegar: es probable que creas estar en el paraíso. Kitesurfing, windsurfing, Capoeira, y, por supuesto, tomar sol en la playa son las actividades más populares.

Barcelona parece un poco surrealista: apropiado, ya que Salvador Dalí pasó un tiempo aquí y el arquitecto catalán Antoni Gaudí diseñó varios de los edificios de la ciudad. Entrar a la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaudí es un poco como caer por el espejo; un recorrido que podés continuar con una visita al Parque Güell. Probá la sangría en un café con mesas en la vereda de Las Ramblas mientras mirás a los extravagantes artistas callejeros, luego armá tu propio banquete móvil yendo de un bar de tapas a otro.

Roma tampoco se puede recorrer en un día. La ciudad parece una gran sala de exposición de un museo gigante al aire libre, un collage de plazas auténtico, mercados abiertos y sitios históricos alucinantes. Tirá una moneda en la Fontana di Trevi, quedate con la boca abierta en el Coliseo y el Panteón, y recargá tu energía con un capuchino para pasar una tarde de shopping en el Campo de’Fiori o Via Veneto. Zambullite en un plato de pasta fresca, algunos suculentos alcauciles fritos o un tierno guiso de rabo de buey para disfrutar de las mejores comidas de tu vida.

De no ser por los artículos modernos que se venden en las tiendas, podría parecer que Galena se ha congelado en el tiempo. Los edificios de las seis manzanas de Main Street corresponden a diversos estilos arquitectónicos, desde colonial francés a renacentista griego, y nada más y nada menos que el 85% de la ciudad es zona histórica nacional. El general Ulysses S. Grant, 18º presidente de Estados Unidos, vivió aquí durante un tiempo antes de irse a dirigir a las tropas de la Unión durante la Guerra de Independencia. Al regresar triunfante, la ciudad le regaló una elegante mansión. Esta y otras casas históricas restauradas están abiertas al público. Hay muchas más cosas que fascinarán a los aficionados a la historia: el Edificio del Antiguo Mercado y el Museo y Sociedad Histórica, albergados en una preciosa casa de estilo italiano. Antes de los gloriosos días de la Guerra de Independencia, Galena fue una importante ciudad minera de plomo. Actualmente, se puede bajar y visitar la mina de plomo de Vinegar Hill. Pero será mejor que no se quede abajo demasiado tiempo, porque sino no tendrá tiempo para disfrutar de las ondulantes colinas y los exhuberantes valles de esta encantadora ciudad, que también ofrece buena comida, numerosas pensiones, campos de golf y antigüedades.