Situada en el extremo sur de Maine, Kittery es un pueblecito encantador y una de las comunidades más históricas del estado. Kittery, cuyos orígenes se remontan a 1623, destaca por su arquitectura, la más antigua de Maine, incluyendo la casa de John Bray, construida en 1662. El cercano fuerte Fort McClary, que lleva custodiando la entrada al río Piscataqua River durante más de 275 años, fue habitado por soldados en cinco guerras. Otra atracción del entorno es York’s Wild Kingdom es el zoo más grande del estado y parque de atracciones.

Con sus playas de suave arena o finos guijarros, senderos silvestres para recorrer a pie y faros históricos, Rockport puede ser el lugar perfecto para sentarse y componer esa magnum opus, escribir su novela o pintar su obra maestra. Las aguas que rodean Cape Ann ejercen una gran atracción sobre buceadores, amantes del kayak y marineros que desean explorar la bahía. En sus viajes en barco, verá ballenas o frailecillos; haga excursiones a pie por las tierras inexploradas de Halibut Point o los imponentes cabos (Headlands). Encuentre la inspiración en los claros y riscos de Cape Ann.

Sí, una buena cantidad de Cancún es un refugio empapado en alcohol para los turistas de primavera. Sin embargo, hay un montón de magníficos resorts para la familia que prestan servicio a las personas que quieren experimentar el clima tropical de Yucatán. Hay algunas ruinas mayas importantes aquí, como El Rey y Yamil Lu'um, una torre de piedra gris claro que se está desmoronando. Conocé más sobre esta antigua civilización en el Museo Maya de Cancún. Para una muestra literal de México, hacé un tour por el Museo Sensorial del Tequila.

La ciudad de México, que surge de las ruinas de la capital Azteca, Tenochtitlan, ofrece una combinación única de vida contemporánea y preservación histórica. Los museos, restaurantes y parques de primer nivel compiten con los remanentes de varias culturas. Por más que no sea tu estilo de viaje, no podés dejar de lado la vida nocturna, los centros comerciales y la historia.

A una hora o dos al sur de Recife, Porto de Galinhas está hecho para el turista al que no le gustan los extremos. Un viajero comenta con entusiasmo: “lo que hace que sea genial es lo que no tiene: no hay un tráfico denso, ni vida nocturna". Explora las piscinas naturales que se forman entre el arrecife, y da de comer a los peces que nadan a tu alrededor; si lo prefieres, puedes montar en un todoterreno hasta la romántica playa de Muro Alto. También puedes saltarte todo esto y dormitar en una hamaca junto al verdoso y cristalino océano Atlántico.

La vibrante Salta es una combinación de la arquitectura del mundo antiguo con la diversión moderna; una ciudad bohemia verdaderamente sofisticada. Maravillate con la intrincada fachada del casco antiguo de la ciudad (un centro de atracción de Salta) mientras paseás desde los museos hasta los mercados. Saboreá las cosechas en las bodegas locales o subite a un tren para ir a una pequeña aldea situada “sobre las nubes”. Quienes buscan emociones amarán los deportes de aventura y las exploraciones arqueológicas que los esperan en el cercano Dique Cabra Corral.

Situada en las Tres Fronteras, donde se juntan Brasil, Paraguay y Argentina, Puerto Iguazú se conecta con Brasil por el puente Tancredo Neves. Alberga el Museo Imágenes de la Selva, el Museo Mbororé, un centro de rehabilitación de aves y el famoso Parque Nacional Iguazú. El Parque Nacional posee 275 cascadas, incluidas las mundialmente conocidas cataratas del Iguazú, con 82 metros de altura. El clima es subtropical, por lo que es templado en invierno y caluroso en verano, con temperaturas de hasta 40 °C.

Tan cerca de Río de Janeiro, pero a la vez tan diferente, Ilha Grande es el relajante y natural paraíso de Brasil’. Cuando te bajás del ferry a la isla, te desconectás del mundo exterior. Ningún auto, ningún banco (¡traé tu dinero!), ningún ruido de teléfono. Se trata solo de relajarse al sol, navegar, nadar, desaparecer en los spa y volver a salir para buscar mariscos frescos en uno de los 30 restaurantes pequeños.