Abrazada a una roca casi vertical en la costa de Amalfi, Positano es el colmo de lo pintoresco. Pese a su popularidad como ciudad turística, sigue conservando su carácter único. Destaca por sus edificios de arquitectura árabe que se elevan sobre empinadísimas calles. La moda ocupa un lugar preferente en esta ciudad, con pequeñas boutiques donde los visitantes encontrarán moda playera que exhibir. A poca distancia se encuentran Ravello, Capri e Ischia, a los que se accede en barcos que salen todos los días.

Los riscos y las grutas de Capri han asombrado a los visitantes desde que los antiguos griegos se establecieron por primera vez en la isla. Es entendible por qué los artistas y escritores han inmortalizado la belleza e historia de Capri por siglos. Subite a un bote de madera para visitar la Grotta Azzurra, una cueva llena de espectacular agua azul. Saboreá un gelato mientras paseás por los puertos de Marina Piccola o Marina Grande, un antiguo puerto pesquero romano.

La romántica ciudad de Nápoles está a dos horas al sur de Roma y es la de mayor tamaño del sur de Italia. Tiene algunos de los mejores teatros y salas de ópera del mundo, y se dice que toda ella es un auténtico museo al aire libre debido a todas las estatuas y monumentos que el visitante puede encontrar. Unite a las familias que pasean durante la puesta de sol por la bahía de Nápoles. Contemplá en el Museo Arqueológico Nacional algunos objetos procedentes de Pompeya y Herculano, ciudades destruidas por la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d. C., o disfrutá con el arte y arquitectura de la capilla de San Severo, levantada a finales del siglo XVI.

El ambiente ajetreado y lleno de vida hace que Salerno sea un refrescante contraste con los destinos turísticos de la cercana costa Amalfitana. Con cafés al aire libre, un muelle de trabajo frente a una hermosa extensión de agua y sitios de interés medievales, hay muchas opciones para recompensar a los viajeros que se quedan aquí.

La histórica Pompeya, ciudad romana devastada por el Monte Vesubio en el año 79 d.C., está parcialmente enterrada. Descubre sus edificaciones de estilos variopintos: las hay humildes o majestuosas. Entra en las tiendas, baños y burdeles romanos. Para poner a prueba tus conocimientos de latín, fíjate en los graffiti que todavía adornan los muros. Como colofón de tu visita, acércate a la Villa de los Misterios e intenta interpretar sus impresionantes y atípicos frescos, que han sido objeto de debate entre los eruditos durante años.

Si es la primera vez que visitas la costa de Amalfi, es más que probable que te quedes con la boca abierta la primera vez que veas un limonero junto a la carretera. Sí, son limones; sí, son del tamaño de tu cabeza. Pero, a pesar de su extraña apariencia, acabarás adorando estos limones, porque los lugareños los usan para fabricar limoncello. Y deberías confiar en nuestra palabra: no hay nada como una copa de limoncello mientras contemplas el mar desde el balcón de tu hotel en Amalfi. Y luego dicen que la perfección no existe.

Capri es puro romance… Tiene espectaculares vistas, el mar más azul que hayas visto jamás y un perfume a limón que resulta embriagador. Entre los viajeros son populares la luminiscente Gruta Azul, las sorprendentes rocas Faraglioni y el Palazzo al Mare. Pero si te apetece algo muy especial, tienes que bucear en la playa de Marina Piccola. Se dice que es el lugar en el que Odiseo casi sucumbe al canto de las sirenas… Una leyenda que le viene como anillo al dedo a esta isla de tanto encanto.

Situada en pleno corazón de Europa y con el neerlandés como idioma oficial, Flandes es una región repleta de historia, patrimonio, arte y naturaleza. De la mano de los Maestros Flamencos, Flandes cuenta con un rico legado cultural y artístico que se remonta a varios siglos. Paraíso de los ciclistas, la región ofrece tanto rutas que atraviesan hermosos paisajes y ciudades encantadoras a un tiro de piedra, como las clásicas cuestas adoquinadas para los más aguerridos. Además, la cultura culinaria flamenca es inigualable, gracias a unos productos de alta calidad y exquisitas recetas. Los belgas son conocidos por su maestría cervecera, y en Flandes encontrarás una selección impresionante de cervezas artesanales y cervecerías históricas para explorar. Perderse entre su patrimonio histórico, sumergirse en su cultura y saborear sus delicias culinarias es una experiencia que te hará sentir como un auténtico local. ¡Bienvenido a Flandes!

Tantos edificios en Madrid parecen castillos que te va a parecer que estás en un cuento de hadas. Incluso el Ayuntamiento es asombroso, con sus pináculos blancos y sus detalles neogóticos. Un tour arquitectónico autoguiado puede comenzar en la grandiosa estatua del oso y el madroño en la Puerta del Sol. Recorré el extravagante Palacio Real antes de absorber la belleza natural del Parque del Retiro, luego visitá alguno de los muchos museos de la ciudad. Podés terminar felizmente cada día picando una paella mientras probás un vino español de la zona de La Rioja.

Córdoba fue una vez la principal ciudad del Mundo Occidental, la mayor metrópolis al oeste de Constantinopla y la sede de la primera universidad europea. En la actualidad, hay un moderno centro comercial, pero a la mayoría de los viajeros les encanta dar paseos por las antiguas calles adoquinadas de la ciudad, espiando por las puertas para deleitarse con las vistas de exuberantes flores y fuentes con hermosos azulejos.

Las nueve islas que conforman las Azores son, de hecho, los picos de algunas de las montañas más altas, que se yerguen desde las profundidades del Atlántico. El archipélago volcánico, que una vez estuvo deshabitado, recibe ahora miles de turistas cada año que vienen a la isla por su sol, su arena y sus verdes paisajes de montaña. Desde las playas de Praia da Vitoria y el bullicioso puerto de Horta hasta los burbujeantes "hornos" volcánicos de Furnas, estas islas ofrecen inigualables aventuras aún por descubrir.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visitá lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explorá lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfrutá de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.