Rodeado completamente por cumbres de nieves perpetuas y situado en la estrecha cima de un profundo valle, Ouray se denomina a sí mismo “La Suiza de América”. Al estar aislado de otras zonas que pudieran atraer el turismo de otras ciudades alpinas de Colorado, Ouray ha sido capaz de conservar casi intacto su encanto hasta nuestros días. Toda la ciudad está considerada como casco histórico, incluyendo muchos edificios en el Registro Nacional de Lugares Históricos. Su parque de hielo, de entrada libre, atrae a los amateurs y a los entusiastas de la escalada sobre hielo de todo el mundo

Durango, que antiguamente fue una ciudad fronteriza minera, atrae a miles de turistas durante todo el año por su belleza paisajística y por la gran cantidad de actividades recreativas al aire libre que ofrece. Los aficionados a la bicicleta de montaña, el rafting, el kayak, la equitación, la escalada, el senderismo, la acampada, la caza y la pesca disfrutarán como niños en las más de 800.000 hectáreas del Bosque Nacional de San Juan y de las montañas de San Juan, la mayor cordillera de las Montañas Rocosas. Sin embargo, el mayor atractivo turístico de la ciudad es un viaje histórico de 9 horas en una locomotora de vapor de época. La línea de ferrocarril entre Durango y Silverton, que sirvió para transportar metales preciosos alrededor de 1880, lleva ahora a turistas en un viaje de unos 75 kilómetros a través de montañas y bosques, pasando por minas abandonadas, hasta llegar al histórico Silverton. Los niños y los amantes de los trenes disfrutarán con la posibilidad de subir a una locomotora y estudiar minuciosamente los objetos relacionados con los ferrocarriles en el museo del ferrocarril. La estación de esquí de Durango atrae a esquiadores en invierno, aunque también ofrece senderismo, pesca, rafting y equitación en los meses más cálidos. Baje el ritmo con un paseo relajado a través de edificios victorianos restaurados en el histórico centro de Durango y acabe de rematar su movido fin de semana en una cervecería o taberna de la zona.

Edmonton, una metrópolis de gran tamaño situada en la zona más septentrional de Norteamérica, fascina por la diversidad de sus contrastes: se trata de un animado centro urbano ubicado en medio de la naturaleza. Es una ciudad que siempre se ha atrevido a hacer las cosas de forma un poco diferente. Sus visitantes serán testigos de ello al poder ver de cerca manadas de bisontes en libertad, visitar un centro comercial que abarca más de 48 manzanas y sumergirse en el pujante panorama artístico y cultural que acoge más de 40 festivales al año, como el Fringe Theatre Festival, el más grande y desenfrenado del continente.

Enclavada en la punta norte de Virginia, en el Valle de Shenandoah, Winchester ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar los lugares históricos, museos, viñedos, mercadillos de productos de la huerta, y las calles del casco antiguo jalonadas por árboles por donde una vez deambularon personas importantes como George Washington y Stonewall Jackson. Los abundantes campos de fruta que se extienden por el colindante Condado de Frederick le ha dado el apelativo a la zona de “la capital de la manzana del mundo”, de hecho la ciudad lleva celebrando el festival anual de la manzana, Shenandoah Apple Blossom Festival, durante casi un siglo.

Mont Tremblant, a dos horas al norte de Montreal, es uno de los principales destinos de esquí de Canadá. Esta estación lleva atrayendo a los habitantes de Montreal desde que pusieron el primer telesilla y abrieron el primer alojamiento, allá por 1939. Estos últimos 20 años se ha ido creando un pequeño pueblo peatonal con tiendas, restaurantes, bares y clubs. Cuenta con unas 255 hectáreas de superficie esquiable, 94 pistas y 13 telesillas.

Parece que la mayoría de las personas tienen una abuela, un tío abuelo o algún otro pariente lejano que solía vivir en Brooklyn, o tal vez un amigo que vive allí en este momento. A principios del 1900, era una meca para los inmigrantes que llegaban desde la Isla Ellis. Cien años más tarde, jóvenes profesionales y artistas dejaban la costosa Manhattan por espacios más económicos y amplios en Brooklyn. Barrios como Brooklyn Heights y Park Slope, los cuales estaban en un estado de abandono desde hacía años, se restauraron y se convirtieron en lugares de moda. Podés cruzar caminando o en bicicleta el histórico Puente de Brooklyn (también podés ir en subte) para dar un paseo por el Promenade y disfrutar de las impresionantes vistas del horizonte de Manhattan. Deambulá por el Parque Prospect y el Jardín Botánico de Brooklyn para disfrutar de un poco de naturaleza en la zona salvaje de la urbe. Disfrutá de un espectáculo de la Academia de Música de Brooklyn, famosa a nivel mundial Desde los deliciosos restaurantes italianos de Bensonhurst hasta los bares irlandeses que recorren las avenidas de Bay Ridge, desde los perritos calientes y las montañas rusas de Coney Island hasta los bagels y canchas de handball de Greenpoint, Brooklyn no es solo una comunidad dinámica, también es un estado de ánimo. Descubrí por qué, sin importar adónde se vayan sus habitantes, siguen siendo de Brooklyn en su corazón.

San Pedro es “La Isla Bonita” que popularizó Madonna. Hoy en día es una meca del turismo, pero sigue jactándose de unas playas estupendas y montones de tiendas de buceo, por lo que se puede disfrutar del sol, la arena y el mar. Es buena idea planificar una excursión a Cayo Caulker durante tu estadía; está menos desarrollado y es más tranquilo, además de tener unas zonas para nadar espléndidas.

Berkshires es una región que ofrece una imponente lista de lugares de interés de tipo cultural e histórico. Sacie su sed de música, arte y teatro en Tanglewood, el enclave estival de la Boston Symphony Orchestra, MASS MoCA, el centro de arte contemporáneo más grande del país, el Norman Rockwell Museum y el Williamstown Theatre Festival. La oferta de ocio también es abundante, como los paseos con raquetas de nieve o la práctica de snowboard, esquí, rafting o kayak, la pesca y el golf. La región de Berkshires se puede recorrer fácilmente en coche; sólo se tardan dos horas y media desde Boston y Nueva York.

El esplendor inca y el barroco andino están lado a lado en las calles de piedra de Cusco, representados por el palacio Coricancha y la iglesia de Santo Domingo flanqueando la Plaza de Armas. En este crisol de altas alturas de la cultura amerindia y mestiza, encontrarás telas extraordinarias, animados festivales de verano y maravillas arqueológicas.