Templadas brisas oceánicas, playas de arena y palmeras Torbay que se balancean aportan al pueblo inglés de Torquay un toque mediterráneo distintivo. Torquay es más que un sitio de playa, ofrece un enorme aviario costero y las famosas cuevas prehistóricas Kents Cavern Prehistoric Caves. Agatha Christie pasó la mayor parte de su vida aquí y en la ciudad hay ahora muchas compañías cinematográficas. Con una historia literaria tan rica, Torquay puede ser el sitio perfecto donde terminar de escribir esa novela o guion, o donde relajarse con un buen libro de misterio.

Amsterdam es verdaderamente una ciudad de ciclistas, a pesar de que pedalear por las laberínticas calles puede volverse un poco caótico. Limitate a caminar y no te vas a decepcionar. Los suaves canales son un perfecto telón de fondo para explorar el barrio Jordaan y la plaza Rembrandtplein. Pasá por el Barrio Rojo si lo tenés que hacer, solo para decir que estuviste ahí. La casa de Ana Frank es una de las experiencias más conmovedoras que pueda tener un viajero, y el Museo de Van Gogh se enorgullece de contar con una sensacional colección de obras.

La segunda ciudad más grande de Suecia celebra las maravillas del mar y de la tierra. Aprendé en el Museo de Cultura Mundial, sumergite en el mercado de pescado Feskekôrka para probar algunos productos resbaladizos o endulzá tus oídos yendo una noche a la Ópera de Gotemburgo. Los fanáticos del heavy metal, que prefieren algo más “pesado”, tienen suerte: todos los veranos, en Gotemburgo se lleva a cabo el Metaltown Festival, dos días para sacudir la cabeza hasta más no poder.

Cada 15 de agosto, la ciudad de Ajaccio celebra por todo lo alto el nacimiento de su héroe, Napoleón Bonaparte, que cuenta con numerosos museos dedicados a su persona y conquistas. Es agradable pasear por sus estrechas calles, además de por el paseo arbolado que se encuentra frente a la playa. El puerto es un lugar bullicioso, así como el mercado que tiene lugar cada día en el casco antiguo; no te lo puedes perder.