Bali es una postal viviente, un paraíso de Indonesia que parece ser de fantasía. Disfrutá del sol en una extensión de fina arena blanca o entrá en contacto con las criaturas tropicales al bucear por los arrecifes de coral o los coloridos restos de un barco de la Segunda Guerra Mundial. En la costa, la extravagante selva alberga templos de piedra y traviesos monos. La “capital artística” de Ubud es el lugar perfecto para ver una danza cultural, participar en un taller de batik o de orfebrería, o revitalizar tu mente y tu cuerpo en una clase de yoga.

Seminyak ostenta algunas de las playas más fantásticas en Bali. No te olvides de ver los legendarios atardeceres y disfrutar de la tranquila belleza, y maravillate en las ceremonias balinesas en la playa, con orquesta de gamelán y ofrendas a los dioses. ¡Obviamente, no permitas que la arena suave y las experiencias culturales intrincadas te distraigan de los spa y centros comerciales! Los sofisticados spa y boutiques de alto nivel sacarán tu atención de la costa, aunque por poco tiempo.

Kuta ofrece las mejores playas de Bali, una extensión de ocho kilómetros de arena limpia que atraen como un imán a surfistas y amantes del sol. Y cuando el sol se esconde, salen los amantes de la noche. La vida nocturna de Kuta es casi frenética, con turistas de todo el mundo que van de los restaurantes a los clubes nocturnos, en un esfuerzo por absorber la experiencia de Kuta como esponjas bien vestidas.

Cuando la luz de la mañana baña las ruinas y los templos abandonados de Angkor Wat, un simple amanecer en Siem Reap se convierte en un evento sublime. Las estructuras antiguas están contenidas dentro de uno de los mayores complejos religiosos en el mundo. El complejo y la ciudad real de Angkor Thom del siglo XII se consideran las principales razones para visitar Siem Riep. Tomá una clase de historia nacional en la aldea cultural camboyana y una clase de regateo en el mercado nocturno de Angkor, un auge de puestos comerciales, vendedores de comida y bares.

Podrías pasar todas tus vacaciones en Chiang Mai explorando el famoso Night Bazaar. Una vez que agotes el arte del alegre regateo, vas a encontrar mucho más para explorar. El Museo Nacional y el Jardín Botánico son lugares formidables para absorber un poco de la cultura local y respirar la delicada fragancia de las orquídeas tailandesas. En el centro de la ciudad, los restos de muros antiguos abarcan más de 30 templos. Los viajeros más ágiles pueden subir 300 escaleras hacia Wat Phrathat Doi Suthep, un templo budista ornamentado en las colinas.

Noosa es un destino vacacional para hacer surf, famoso en el mundo por sus extensas playas y bahías pintorescas. Haz montañismo en los acantilados y selvas del Parque Nacional de Noosa, súbete a una canoa y desciende por el río Everglades o simplemente toma el sol en la dorada arena de la playa, que se extiende y reluce a lo largo de varios kilómetros. Merece la pena hacer una excursión de un día a las Islas Fraser, Patrimonio Mundial de la Unesco, donde las selvas se mezclan con las dunas: es una experiencia que no debes perderte.

El área de las Blue Mountains, calificada por la UNESCO como Patrimonio Mundial, contiene paisajes de extraordinaria belleza, con una increíble concentración de rutas de senderismo, desfiladeros, bosques de eucaliptos y, como no, restaurantes de autor. El nombre del parque proviene de los eucaliptos de la zona, que al desprender su aceite liberan una bruma azulada que se ve a lo lejos. Katoomba es la ciudad principal, con numerosos cafés, ambiente cultural de vanguardia y buena vida nocturna. Una de las principales atracciones dentro del parque nacional son “Las tres hermanas” (una singular formación rocosa que se yergue al borde del acantilado).

¿En qué otro lugar puedes encontrar un volcán rodeado de azaleas al que subir, una hermandad de buceadoras y antiguas estatuas de piedra para pedir deseos? En la isla de Jeju. Este popular refugio, uno de los favoritos de los recién casados (y de los fans de los dramas coreanos), también alberga kilómetros de playas doradas, sinuosos senderos costeros y Jeju Waterworld, el parque acuático más grande de la zona. Independientemente de lo que te apetezca, una cosa está clara: un día de turismo no puede terminar sin antes disfrutar del delicioso marisco crudo de la isla y del famoso cerdo negro a la barbacoa.

Practicantes de kite surf, parapente y pesca submarina acuden a La Morne, un pueblecito del suroeste de Mauricio donde sopla mucho el viento. La montaña Le Morne Brabant, un espectacular pico de roca basáltica salpicada de cuevas que antaño cobijaban a esclavos que se habían escapado, domina sobre complejos de lujo y una extensa playa considerada como la mejor de la isla. Súmale una radiante laguna turquesa y unas puestas de sol preciosas, y verás que decir que la ciudad es un "paraíso" esta vez no se trata de un cliché.