A orillas del soleado lago Okanagan, el Valle de Okanagan ofrece relax y diversión al aire libre. ¿Cuál es el complemento perfecto para este estilo de vida tranquilo? Un vino increíble. Las bodegas locales han estado perfeccionando su arte desde el 1800. Y si no sos fanático del vino, no te preocupes: aquí, los tours de cata son divertidos para todos, desde novatos a entendidos.

A orillas del soleado lago Okanagan, el Valle de Okanagan ofrece relax y diversión al aire libre. ¿Cuál es el complemento perfecto para este estilo de vida tranquilo? Un vino increíble. Las bodegas locales han estado perfeccionando su arte desde el 1800. Y si no sos fanático del vino, no te preocupes: aquí, los tours de cata son divertidos para todos, desde novatos a entendidos.

Kamloops, con sus suaves colinas, dos ríos que convergen, 82 parques, un transparente lago y magníficas instalaciones deportivas, es un paraíso para el viajero activo. Es una de los destinos más soleados de Canadá y cuenta con una media de más de 2000 horas de luz solar al año, lo que lo hace el sitio perfecto para jugar al golf, para montar en bici por las escarpadas montañas o para una rápida excursión a las instalaciones de esquí de descenso o de fondo que hay cerca.

Situado entre el lago Okanagan al norte y el Skaha Lake al sur, Penticton es una vibrante Rocky Mountain (montaña rocosa) donde no faltan cosas que hacer: desde senderismo o ciclismo por el Kettle Valley Trail a esquí por la montaña Apex Mountain o escalada por Skaha Bluffs. Para unas vacaciones más relajadas, Penticton ofrece 28 campos de golf, incluyendo 7 pistas de campeonato, 88 viñedos y muchos huertos de fruta. Celebra con los residentes la recolecta anual y el famoso Peach Festival.

Denominada una de las diez pequeñas ciudades más artísticas del país, el centro de Brattleboro rebosa de cafeterías, librerías y galerías de arte. A lo largo del año, la ciudad celebra conciertos de jazz de fama mundial, festivales de cine y obras de teatro. Desde 1922, Brattleboro también acoge otros acontecimientos como el Harris Hill Ski Jump, una tradición que se celebra todos los inviernos y que atrae a miles de espectadores a la ciudad con ganas de ver como algunos de los mejores atletas mundiales se enfrentan a los saltos mortales con esquís que alcanzan los 90 metros.