Abrazada a una roca casi vertical en la costa de Amalfi, Positano es el colmo de lo pintoresco. Pese a su popularidad como ciudad turística, sigue conservando su carácter único. Destaca por sus edificios de arquitectura árabe que se elevan sobre empinadísimas calles. La moda ocupa un lugar preferente en esta ciudad, con pequeñas boutiques donde los visitantes encontrarán moda playera que exhibir. A poca distancia se encuentran Ravello, Capri e Ischia, a los que se accede en barcos que salen todos los días.

La romántica ciudad de Nápoles está a dos horas al sur de Roma y es la de mayor tamaño del sur de Italia. Tiene algunos de los mejores teatros y salas de ópera del mundo, y se dice que toda ella es un auténtico museo al aire libre debido a todas las estatuas y monumentos que el visitante puede encontrar. Unite a las familias que pasean durante la puesta de sol por la bahía de Nápoles. Contemplá en el Museo Arqueológico Nacional algunos objetos procedentes de Pompeya y Herculano, ciudades destruidas por la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d. C., o disfrutá con el arte y arquitectura de la capilla de San Severo, levantada a finales del siglo XVI.

Ubicada entre Roma y Nápoles, en la llamada Riviera di Ulises, la preciosa Gaeta da al mar Tirreno. Su historia como resort comienza en la Roma Imperial. Entre los sitios de interés de la zona está en mausoleo del general Lucius Munatius Plancus, del siglo I a.C. Su casco antiguo es eminentemente medieval, caracterizado por estrechas avenidas, el gran castillo del siglo XIII y la Catedral de Assunta e San Erasmo, del siglo XII. Para relajarse, la bonita y central playa de Serapo Beach es la favorita.

Disfrutá de sus seis kilómetros de doradas playas, practicá esquí acuático en el mar Mediterráneo o date una vuelta por el paseo marítimo de Benidorm y descubrí su encanto: es una verdadera belleza de la española Costa Blanca. El centro histórico de esta ciudad, que originariamente fue un pueblo de pescadores, sorprende por su iglesia coronada por una cúpula azul del siglo XVIII y sus pintorescos callejones. Todos los que suben a las montañas colindantes de Canfali pueden disfrutar de unas preciosas vistas panorámicas y, en las cuevas rocosas cercanas, los amantes del buceo pueden descubrir una increíble riqueza submarina. Para terminar el día, disfrutá del sol y de un buen festín de marisco del lugar.

Deauville es la respuesta de Normandía a la Riviera Francesa, y el resort de playa preferido de los parisinos que viajan los fines de semana. Arena dorada y paseos frente al mar salpican la costa, mientras que tierra adentro encontrarás espaciosas plazas, cafés en terrazas, boutiques de diseñadores y sorprendentes construcciones con entramado de madera.

Con kilómetros de costa arenosa, no es una sorpresa que Fuengirola sea un importante atractivo en la Costa del Sol de España. Pero este pueblo resort ofrece más que sus playas; un castillo árabe, un zoológico naturalista inmersivo, parques de diversiones y una zona de comercios minoristas proporcionan entretenimiento para toda la familia.

Desde los pintorescos canales y los edificios coloniales de colores brillantes de su casco antiguo hasta sus playas rodeadas de rascacielos y palmeras, el horizonte de Recife refleja su personalidad, una mezcla audaz de tradicionalismo y modernismo cuyo espíritu libre brilla durante sus legendarias celebraciones de carnaval.

La pequeña Portofino, una de las ciudades-resort más populares de la Riviera italiana, cuenta con más de 500 residentes permanentes. Pero todo eso cambia durante los días de verano, cuando brilla el sol y los yates anclan en el puerto para echar un vistazo. En sus callecitas encuentras boutiques, galerías de arte, cafeterías y restaurantes. El buceo, el senderismo y la playa son populares maneras de pasar el tiempo en la zona, que ofrece también algunos sitios de interés histórico, como la iglesia de San Martín (Divo Martino) y la fortaleza Castello Brown.