Abrazada a una roca casi vertical en la costa de Amalfi, Positano es el colmo de lo pintoresco. Pese a su popularidad como ciudad turística, sigue conservando su carácter único. Destaca por sus edificios de arquitectura árabe que se elevan sobre empinadísimas calles. La moda ocupa un lugar preferente en esta ciudad, con pequeñas boutiques donde los visitantes encontrarán moda playera que exhibir. A poca distancia se encuentran Ravello, Capri e Ischia, a los que se accede en barcos que salen todos los días.

Capri es puro romance… Tiene espectaculares vistas, el mar más azul que hayas visto jamás y un perfume a limón que resulta embriagador. Entre los viajeros son populares la luminiscente Gruta Azul, las sorprendentes rocas Faraglioni y el Palazzo al Mare. Pero si te apetece algo muy especial, tienes que bucear en la playa de Marina Piccola. Se dice que es el lugar en el que Odiseo casi sucumbe al canto de las sirenas… Una leyenda que le viene como anillo al dedo a esta isla de tanto encanto.

La isla más grande y, según muchos, la más hermosa de la Bahía de Nápoles, Ischia es reconocida por sus spas curativos. Ferris e hidrodeslizadores conectan a Nápoles con Ischia Porto, la ciudad principal. Cerca de Ischia Ponte (conectados con la isla principal mediante un puente peatonal) están los magníficos Castello Aragonese y Torre Guevara. Forio en la costa oeste de la isla, Lacco Ameno en el noroeste y Sant’Angelo en el sur, son las ciudades turísticas más agitadas. Casamicciola Terme en el norte es uno de los spa más antiguos de Europa.

Aunque se ve empequeñecida por la cercana ciudad de Nápoles, Caserta supera sus propias capacidades cuando hablamos de sitios históricos de primer nivel. Su nómina de vistas incluye el descomunal Palacio Real de Caserta, el Acueducto de Vanvitelli y el Complejo San Leucio; los tres sitios declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Tantos edificios en Madrid parecen castillos que te va a parecer que estás en un cuento de hadas. Incluso el Ayuntamiento es asombroso, con sus pináculos blancos y sus detalles neogóticos. Un tour arquitectónico autoguiado puede comenzar en la grandiosa estatua del oso y el madroño en la Puerta del Sol. Recorré el extravagante Palacio Real antes de absorber la belleza natural del Parque del Retiro, luego visitá alguno de los muchos museos de la ciudad. Podés terminar felizmente cada día picando una paella mientras probás un vino español de la zona de La Rioja.

Los londinenses llevan haciendo escapadas playeras a Brighton desde que llegó el ferrocarril a la zona, en 1841. La playa de guijarros, el salón de juegos del muelle y el Pabellón Real son las atracciones principales, pero también hallarás cientos de pubs y clubes para el público más vivaracho.

Puede que la capital galesa iniciara sus días como fortaleza romana, pero desde entonces ha llovido mucho y se ha convertido en una bulliciosa ciudad. En el lugar en el que la fortaleza se erigió tiempo atrás, el castillo de Cardiff ha sido el centro de atención desde el siglo XI. Sigue teniendo un gran protagonismo en la ciudad, ahora repleta de animados locales de arte y música, modernas boutiques, alegres bares y hoteles modernos. Incluso con tantísimas cosas por ver y por hacer, el Museo Nacional de Historia sigue siendo la atracción más visitada de Gales. ¡Ni se te ocurra saltarte la visita de rigor!

¿Querés que tus compañeros de trabajo se mueran de envidia? Decí como por casualidad: “Este año me voy de vacaciones a las Maldivas”, sobre todo si es pleno invierno. O mejor todavía: escapate sin decírselo a nadie y luego mandá una postal que diga “¡Ojalá estuvieran aquí!”.

Las animadas Antigua y Barbuda se mueven al son de la música de los tambores metálicos. Es posible visitar una playa diferente cada día del año, motivo por el que turistas y famosos se concentran en esta isla caribeña bañada por el sol. Haz un crucero de un día, alquila un equipo de buceo o sube la playa en un Segway si lo que quieres es una auténtica aventura estilo isleño.