Una experiencia deliciosa en un marco de belleza natural incomparable.
La posada es de un gusto excelente, con detalles simples, cálidos y muy cuidados. El equipo de anfitriones realza todo lo lindo de la experiencia.
La estructura de las edificaciones, el muelle propio, el jardín, las vistas, la calidez casi de familia de cada miembro del personal te hacen sentir como en casa a cada momento.
Las excursiones son excelentes, los guías unos genios. Saben mucho y los hace muy felices compartir su conocimiento mientras disfrutás de la maravillosa naturaleza que ofrece Iberá.
¡Y la comida! Es muy, muy buena.
Fuimos muy felices mientras estuvimos allí y lo recomendaríamos una y mil veces.
Gracias por tanta dedicación. Se nota. Sigan así.