No tengo duda que es mi restaurante favorito. Slow food de máxima calidad, en gran cantidad, y cocinada con esmero y saber hacer; a ello se le une una atención perfecta un local con una cuidada decoración y en una ubicación espectacular. Vamos se me cae la baba... y es opinión compartida por toda la familia.
Hoy en un menú del día ilustrado, empezamos con una cazuela de mar y montaña de quitar el hipo (2 raciones dan para 4 platos abundantes) un magnífico rollo de bonito (receta 100% asturiana) en la foto 4 raciones, que son 5, y entre los portes destaco las croquetas de Chocolate con helado de chocolate blanco por ser el postre favorito de mi hija.
Un menú de 20€ de quitarse el sombrero y aplaudir.
En fin contando los días para volver.