Llegamos el grupo familiar(una niña de 10 años y tres adultos) el viernes 17 de enero a las tres de la tarde.Nos asignaron un habitación pequeña con un camarote y una cama que ellos decían que era doble:la medimos y era de 1.20 m, es decir semi doble. La reserva era para cuatro persona y solo tenía toallas para 3 personas.La solicitamos y la señorita de la recepción, molesta por nuestro amable reclamo, nunca la entrego- La habitaciòn no tenía donde guardar la ropa por lo que no toco que dejarla en la maleta. En el baño no hay tampoco donde dejar los elementos personales por lo que nos vimos obligados a dejarlos en el suelo. Es una "mansión" anti ecológica por cuanto que las llaves gotean, el inodoro no evacúa y no hay donde depositar la basura.Adiferencia de cualquier parte del mundo el desayuno (un buffet desabridoy escaso, se sirve a las 8 y 30 a.m.
La atención en recepción es pésima, displicente y algunas veces grosera.
El paisaje es estupendo.